El sueño es una de las principales necesidades fisiológicas del niño. El sueño no sólo proporciona descanso al niño, sino que también favorece su desarrollo y crecimiento. Durante el sueño, el niño libera la hormona del crecimiento y se produce la regeneración de todos los órganos del cuerpo. Al mismo tiempo, un sueño regular y de calidad tiene un papel de apoyo en el desarrollo socioemocional y cognitivo del niño.
Cuando observamos los problemas relacionados con el sueño experimentados en el período preescolar, vemos que el niño Se resiste a no dormir a la hora de dormir y se acuesta con los padres, es una de las preguntas más frecuentes. Para solucionar estos dos problemas es necesario conocer bien al niño y ser consciente de sus hábitos de sueño. Que un niño duerma en su propia cama y tenga un hábito de sueño regular no es algo que suceda de la noche a la mañana. Requiere de un cierto proceso que incluye tener una actitud estable como padre y tener reglas flexibles pero claras.
La cantidad de sueño que necesitan los niños en el periodo preescolar varía entre 11-13 horas, según investigaciones. Sin embargo, llegados a este punto no hay que olvidar que cada niño es diferente y el tiempo de sueño debe ajustarse según su nivel de desarrollo. Por tanto, la hora ideal de acostarse debe determinarse según el estado del niño. Acostar al niño a la misma hora todos los días, poniéndole un límite en este sentido, es el primer paso para ir adquiriendo hábitos de sueño. Sin embargo, la regla de la hora de acostarse debe ajustarse para que sea flexible según algunas excepciones.
Establecer algunas rutinas antes de acostarse es psicológicamente beneficioso para preparar al niño para dormir. El primer paso en esta preparación es cortar la comunicación del niño con la tecnología al menos una hora antes de dormir. Debido a esto, el niño expresará inquietud, pero actividades que la sustituyan ayudarán a suplir la deficiencia que siente. Durante este período, la madre o el padre pueden ayudar al niño con los preparativos del baño y luego pasar tiempo con él en la habitación del niño. Pasar tiempo juntos antes de dormir puede incluir jugar un juego/actividad que no implique movimiento. Escuchar música relajante durante este tiempo puede ayudar al niño a relajarse. dormir Leer previamente cuentos de hadas con poca luz es beneficioso tanto para fortalecer la comunicación del niño con sus padres como para prepararlo para dormir.
El factor crítico para que el niño duerma es que esté mentalmente relajado. Por este motivo, un conflicto en casa antes de dormir, una película animada vista en la televisión, juegos y actividades que impliquen actividad física suponen un impacto negativo en la preparación del niño para dormir y dormir.
Otra cuestión importante es que el El niño duerme en su propia habitación. Es psicológicamente importante que el niño duerma en su propia habitación. El proceso de individualización e independencia de un niño que duerme solo en una habitación separada avanza de forma más saludable. Por este motivo, dormir solo supone un valioso aporte socioemocional para el niño.
Conocer el por qué de este deseo de un niño que quiere dormir con sus padres es el primer paso para solucionar el problema. . Esto puede deberse a hábitos o al miedo. Para un niño que tiene miedo de irse a la cama solo, factores como dejar la puerta de su habitación abierta y tener una luz tenue pueden resultar beneficiosos. Incluso si el niño duerme en su propia habitación, puede estar seguro de que podrá comunicarse con sus padres cuando sea necesario. Es posible que el niño no quiera dormir en su propia habitación porque no puede pasar mucho tiempo con sus padres. En este caso, las actividades realizadas juntos antes de dormir permiten al niño satisfacer su necesidad de estar juntos.
Una de las situaciones comunes es que un niño que duerme en su propia habitación se despierta en medio de la noche. y va a la habitación de sus padres. En tales casos, el permiso de la madre o del padre para dormir con el niño es una de las principales razones para que el niño continúe con este hábito. Por ejemplo, dar permiso para dormir juntos una noche, pero seguir no permitiéndolo en los días siguientes, provocará que el niño intente dormir juntos constantemente, teniendo en cuenta la noche permitida. Cada vez que el niño viene a la habitación de sus padres, se le debe llevar constantemente a su propia habitación y animarlo a relajarse y dormir en su cama. En este punto es muy importante la actitud de los padres. Decirle estrictamente a su hijo que vuelva a la cama cuando llegue a su habitación superará los miedos del niño que dice que tiene miedo. Obligar a alguien a dormir dándole una respuesta tajante es una actitud negativa. En tal caso es necesario tranquilizar al niño sobre sus miedos, llevarlo a su cama y quedarse un rato con él y consolarlo haciendo contacto físico, es bastante normal que se quede pegado. En este punto es de gran importancia que los padres tengan paciencia, indiquen los límites con tolerancia y muestren siempre la misma actitud. No hay que olvidar que se necesita cierto tiempo para desarrollar los hábitos adecuados en los niños y que el proceso de adaptación puede resultar difícil para algunos niños.
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