El tema de este artículo es "¿Qué dirá el mundo?" Me gustaría empezar mi artículo hablando del experimento llamado "Zimbardo", que se llevó a cabo hace años convirtiendo el sótano de la Universidad de Stanford en una prisión.
En el experimento, los participantes se dividen en dos: "guardia" y "prisionero" y después de un tiempo, los roles que desempeñan se vuelven reales, los prisioneros comienzan a pensar que no podrán salir de la prisión, y los guardias van más allá del experimento y obtienen el control total sobre los prisioneros.
Aunque el experimento abrió nuevos caminos en el campo de la psicología, se detuvo después de 1 semana debido a problemas éticos. Mientras que el experimento evalúa los elementos de desindividuación, sumisión, poder y autoridad; Nos hace pensar que la sociedad en la que vivimos también puede ser una prisión semiabierta
Si miramos de cerca el experimento Zimbardo, veremos que repetimos ciertas partes de el experimento en nuestra vida diaria sin saberlo. La sociedad también puede ser nuestra guardia en algún momento. Aquí es donde entra en juego lo que dice el mundo. “Si no encuentras trabajo te dicen que estás en paro”, “Si no te casas, te quedas en casa”, etc. Ejemplos como estos pueden crear la percepción de que la sociedad también tiene voz y voto sobre nosotros.
Aunque puede parecer bastante difícil para algunos de nosotros defender nuestros pensamientos y realizar nuestros deseos tal como realmente los sentimos, preservando al mismo tiempo nuestra autoestima y autoestima, el mundo no puede conocer nuestras vidas y deseos y no todos pueden. Debe ser consciente de que es libre de tomar decisiones.
Cuando pensamos que tenemos derecho a juzgar a los demás, debemos recordar el dicho "Ponte mis zapatos y sigue el camino que yo sigo" y que todos los individuos tenemos la capacidad de pensar y actuar de manera diferente, no debemos olvidar que eres libre de estar presente. La interferencia constante con los puntos de vista de otra persona contradice los conceptos de espacio personal y de elegir libremente y asumir la responsabilidad de su elección.
Cuando ejercemos esta presión desde la infancia; Creamos adultos que no son completamente "maduros" o que "no tienen permitido" expresarse plenamente, que se someten incondicionalmente a la autoridad o que están constantemente en conflicto con la autoridad. Los “qué dirá el mundo” son como muros que nos recuerdan el experimento de Zimbardo. Esta situación existe sociológicamente en Turquía. También afecta psicológicamente negativamente a las personas.
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