*Los efectos del tabaquismo pasivo en los niños son muy dramáticos. El 70% de los niños que viven en Estados Unidos tienen al menos un fumador adulto en su hogar. La tasa de tabaquismo pasivo entre los niños en nuestro país ronda el 75%. Cada año, 1.500 niños de entre 0 y 5 años mueren porque sus padres fuman. Los niños cuyos padres fuman están expuestos a las sustancias nocivas de los cigarrillos como si ellos mismos fumaran entre 3 y 70 paquetes de cigarrillos al año.
Las personas que no fuman pueden verse afectadas por el humo que impregna el cabello del fumador, piel y ropa, incluso si no se fuma junto a ellos. Cuando se fuma en una habitación de la casa, el humo del cigarrillo se propaga por toda la casa en cuestión de minutos. Penetra en todas las superficies, como alfombras, paredes y muebles, y se propaga nuevamente al aire en cuestión de días.
*La exposición al humo pasivo del cigarrillo en el útero antes del nacimiento afecta negativamente la salud del bebé, al igual que el tabaquismo activo. El riesgo de dar a luz a un bebé con bajo peso al nacer es 2 veces mayor en mujeres embarazadas que no fuman y están expuestas al humo de segunda mano durante 7 horas o más al día.
*La exposición al humo del cigarrillo es una de las causas prevenibles conocidas del síndrome de muerte súbita del lactante.
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*Las enfermedades respiratorias alcanzan hasta el 70 % en los niños cuyos ambos padres fuman.
*Se observa asma en aproximadamente el quince por ciento de los niños de nuestro país. Hay muchos estudios que demuestran que la exposición al humo del cigarrillo en el útero y después del nacimiento tiene efectos sobre el desarrollo del asma en bebés y niños. El riesgo de desarrollar asma en bebés de madres que fuman durante el embarazo es 4 veces mayor durante el primer año.
*La exposición al humo de los cigarrillos de los padres aumenta tanto la frecuencia como la gravedad del asma infantil. Se ha determinado que los niños con asma que viven en hogares donde se fuma tiene ataques con más frecuencia y acuden a urgencias.
Además, estudios han encontrado que los niños cuyos padres fuman tienen mayor riesgo de sufrir alergias, como como eczema, urticaria (ronchas) y alergias alimentarias. Se ha afirmado que los hallazgos alérgicos son 4 veces más comunes.
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