El concepto de responsabilidad se ha convertido en uno de los valores que más importancia ha adquirido últimamente. En definitiva, la responsabilidad; Podemos definirla como la capacidad del individuo para cumplir las tareas que se le asignan de acuerdo con su edad, género y nivel de desarrollo.
A partir de los dos años, el sentido de responsabilidad de los niños comienza a desarrollarse con los aprendizajes que adquirir de su familia y entorno. Esta tendencia puede ser evaluada por la familia cuando el niño retira su propio plato sucio, recoge y guarda sus juguetes, se viste y desviste con ayuda. Estas tareas le darán al niño la alegría de realizar una tarea y la alegría de ser valorado.
A medida que aumenta la edad, las tareas se pueden diversificar. Por ejemplo, al ayudar con tareas domésticas sencillas, los niños de cuatro años sienten que son parte de la familia y que son necesarios. Además, se les pueden asignar responsabilidades como poner la mesa, descargar el lavavajillas, colocar la ropa después de hacer la compra.
Los niños de cinco a seis años deben tirar la ropa sucia en el cesto, elegir la ropa y vestirse. atarse los zapatos, contestar el teléfono cuando sea necesario. Pueden realizar fácilmente tareas como regar flores.
Dar al niño responsabilidades adecuadas a su edad, permitiéndole tomar decisiones, evitando pensar y decidir por él; Garantizará que el niño crezca como un individuo que puede tomar sus propias decisiones, utilizar los recursos disponibles al tomar decisiones, observar juicios de valor, actuar de forma independiente, tener confianza en sí mismo y poder satisfacer sus propias necesidades sin violar los derechos de los demás.
¿QUÉ DEBEN HACER LOS PADRES?
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Muestre a su hijo amor y aprobación incondicionales, ya sea que coopere contigo o no.
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No importa lo que haga tu hijo, tú lo valoras y hazle saber que lo aceptas.
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Renunciar a la actitud protectora. Déjelo cumplir con sus responsabilidades por sí solo. Confía en él en este sentido y demuéstralo con tu comportamiento.
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Prepara una lista y deja que él elija sus deberes.
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Debe haber una relación justa entre hermanos. Asegurar el reparto de tareas.
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Dejar que sufra las consecuencias de sus errores. No te emociones por esto.
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Sé un buen modelo para tu hijo para que puedas esperar un buen comportamiento de él.
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Apóyalo moralmente en lugar de compararlo con castigos y sanciones.
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