¿Es nuestro estómago o nuestras emociones las que tienen hambre?

El hambre emocional es un trastorno alimentario. ¿Recuerdas haber ido al frigorífico sólo porque estabas aburrido? ¿O alguna vez te recompensas con una buena comida después de un día ajetreado? A veces nuestras emociones nos dan señales de hambre que nuestro estómago no nos da. Esta situación alimentaria repentina, que se produce como resultado de muchos cambios emocionales, puede describirse como hambre emocional.

¿Es posible afrontar el hambre emocional?

Lo que debemos hacer para prevenir el hambre emocional Lo primero que debemos hacer es conocernos a nosotros mismos. Saber qué nos hace comer aunque no tengamos hambre nos ayuda a afrontar esta situación. Algunos de mis clientes dicen que comen sólo porque están aburridos, algunos dicen que reprimen su enojo con una comida rápida cuando están muy enojados y algunos dicen que comer algo los hace sentir bien cuando están deprimidos. Mientras se experimentan estas emociones, los alimentos preferidos suelen ser los alimentos grasos y azucarados.

Antes que nada, ¡ten cuidado! Porque la conciencia nutre nuestras emociones.

Cuando sentimos que algo falta en nuestras vidas, en lugar de recurrir al refrigerador y obtener un placer temporal, buscamos actividades nuevas y a largo plazo para nosotros. Date cuenta de que esto te hará más feliz.

No dejes que situaciones que dejan tu corazón vacío y nos empujan a la depresión afecten tu estómago. Cuídalo. Ama tu estómago tanto como amas tu corazón.

No digas que las cosas azucaradas me hacen feliz. El ejercicio desencadena la producción de serotonina, la hormona de la felicidad en los humanos. Comprueba por ti mismo cómo te produce placer una caminata rápida durante 45 minutos.

No guardes en casa snacks poco saludables que creas que te harán feliz. Ningún pastel de chocolate o una hamburguesa con mucha salsa pueden darnos felicidad a largo plazo. Cuelga pequeñas notas en tu refrigerador.

Sepa que en realidad se está castigando a sí mismo al consumir alimentos poco saludables para sentirse feliz. Porque ninguno de nuestros estómagos es basura. Cuida tu estómago tan bonito como tu corazón.

 

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