1. No empezar el día sin desayunar
Se sabe que la incidencia de obesidad es mayor en personas que no tienen el hábito de desayunar. Después de una noche de ayuno, el desayuno repone las reservas de glucógeno de los músculos y permite estar activo. El desayuno ayuda a controlar la sensación de hambre y la elección de alimentos que se producirán más tarde en el día. Por ejemplo, se ha observado que las personas que desayunan tienen el hábito de consumir verduras y frutas.
2. Dedica tiempo a la cocina, prepara tus propias comidas
Los alimentos y bebidas que se consumen fuera de casa suelen tener altos valores energéticos. Las guarniciones y ensaladas servidas con platos principales y las diversas salsas utilizadas también aumentan la ingesta de energía. Está completamente bajo tu control determinar el contenido de grasa o sal de los alimentos que preparas en casa y controlar la porción. Los métodos utilizados en la preparación y cocción de alimentos consumidos al aire libre generalmente aumentan el contenido de energía o sal. En tu propia cocina, también puedes elegir métodos de cocción como cocinar al vapor y hervir.
3. Coma lentamente, mastique bien
La digestión de los alimentos comienza en la boca, continúa en el estómago y termina en el intestino delgado. Algunas hormonas liberadas durante la digestión desempeñan un papel en la creación de la sensación de saciedad al garantizar la comunicación entre el tracto digestivo y el cerebro. Si estás comiendo rápido, puedes terminar lo que hay en tu plato y pasar al segundo plato antes de que las señales de saciedad lleguen al cerebro. La mayoría de las investigaciones recomiendan extender el tiempo de comida al menos a 20 minutos para que las señales de saciedad lleguen al cerebro.
4. Obtenga ayuda con los refrigerios
La intensa vida laboral o escolar a veces puede provocar que se salte comidas. Además de obtener la energía y los nutrientes que necesitamos a diario, también debemos distribuirlos adecuadamente entre las comidas a lo largo del día. Distribuir su ingesta de energía de manera uniforme entre las comidas le ayuda a controlar su peso y mantiene su nivel de azúcar en sangre bajo control. Puedes distribuir las raciones uniformemente, especialmente en el almuerzo y la cena.
5. Intenta estar activo durante al menos 30 minutos cada día
Estar activo durante al menos 30 minutos cada día, a un ritmo normal, te ayudará a mantener y reducir tu peso. Está sucediendo. La actividad favorece el control del peso ayudando al gasto energético, al control del apetito y a la revitalización del metabolismo. Si tienes una agenda de trabajo ocupada, puedes aprovechar las pausas del almuerzo para dar un paseo siempre que sea posible.
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