Los cambios estacionales pueden tener efectos negativos en la nutrición y el estilo de vida de las personas. Con la llegada del otoño, a menudo podemos sentirnos cansados, débiles y reacios. A medida que termina el verano, el sol da paso a la lluvia, los días largos se acortan y las noches se alargan, y se restringen las zonas de movimiento, lo que afecta negativamente a nuestra calidad de vida. La aparición de enfermedades junto con el debilitamiento del sistema inmunológico durante el proceso de preparación para el invierno aumenta la duración de la estancia de las personas en casa. Como resultado, los ataques de sobrealimentación se vuelven más frecuentes.
Podemos superar los problemas que nos genera el otoño con unos sencillos métodos.
Nutrición adecuada y equilibrada: Como Los días se acortan, nos saltamos las cenas de verano, debemos abandonar el hábito de comer. Comer poco y con frecuencia es el factor más importante para afrontar el cansancio y la debilidad que trae el otoño. Porque el rápido aumento o caída del azúcar en sangre como resultado de una nutrición irregular y el hambre puede provocar fatiga. Entonces, ¿cómo garantizar una nutrición adecuada y equilibrada? Divide tu plato en cuatro secciones; situar en cada apartado el grupo de carnes y legumbres, el de lácteos, el de verduras y frutas y el de panes y sucedáneos. De esta forma se proporcionará una nutrición adecuada y equilibrada.
Hábito de beber agua: Nuestro cerebro no puede distinguir entre hambre y sed. Por eso, cuando sentimos hambre, primero debemos beber agua. Al mismo tiempo, a medida que disminuye la temperatura del aire, también disminuye nuestra necesidad de beber agua. Como consecuencia de la disminución, se produce un aumento de toxinas y edemas en nuestro organismo. Para eliminarlos de nuestro organismo debemos consumir al menos 8-12 vasos de agua diarios.
Nutrición natural y de temporada: Cuida el consumo de verduras y frutas de temporada. Evite los productos envasados que contengan aditivos.
Vitamina C: La necesidad de vitamina C de nuestro organismo aumenta durante este periodo. Cuando no se toma en niveles suficientes, los efectos del cambio estacional se sienten con mayor intensidad. Las fuentes más importantes de vitamina C son: pimiento verde, perejil, mandarina, naranja, kiwi y limón. Especialmente las necesidades de vitamina C de los fumadores son 2 veces mayores.
Físicamente activo ite: Si no quieres ganar peso durante estos periodos, las caminatas al aire libre te harán sentir bien y gastar energía.
Dormir: Con la falta de patrones de sueño, las ganas comer tarde en la noche puede aumentar. Este tipo de alimentación puede provocar desganas en el desayuno. Por este motivo, se observan cambios en los patrones de alimentación.
Cafeína: A medida que el clima se vuelve más frío y las noches se alargan, aumenta el consumo de bebidas calientes. El consumo de bebidas con cafeína aumenta para combatir la fatiga, pero el exceso de cafeína provoca palpitaciones y deshidratación del organismo.
Alcohol: Se debe controlar el consumo de alcohol durante el período otoñal. Se deben preferir los alcoholes ligeros y limitarlos a 1 o 2 vasos. Después se debe consumir abundante agua para depurar el organismo.
Aplicando estas sugerencias podremos hacer más fácil la transición al invierno.
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