El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un trastorno psiquiátrico de inicio en la infancia caracterizado por dificultad para concentrar la atención, hiperactividad y dificultad para controlar la conducta, impulsividad y síntomas de impulsividad (1). Durante muchos años, el TDAH se diagnosticaba sólo en la niñez, se consideraba un trastorno infantil y se suponía que no se presentaba en adultos. Sin embargo, se ha observado que algunos de los pacientes con TDAH continúan con la edad y los estudios han demostrado que a la mayoría de los niños con TDAH se les diagnostica TDAH en la edad adulta. El TDAH no sólo se observa en niños ni es sólo un trastorno de atención. Aunque el TDAH es uno de los trastornos más estudiados y conocidos entre las enfermedades mentales infantiles, el número de estudios sobre el TDAH en adultos es relativamente limitado y aún no se ha alcanzado el nivel de conocimiento deseado (2,3). Según el DSM-5, para diagnosticar el TDAH en adultos se debe observar la presencia de síntomas de TDAH tanto en la infancia como en la edad adulta. El criterio más básico es la persistencia de por vida de los síntomas del TDAH y la presencia de deterioro psicosocial o clínico que afecte la vida de la persona en dos o más áreas. Los individuos diagnosticados con TDAH presentan fracaso académico, castigo disciplinario, expulsión de la escuela, calificaciones reprobatorias y bajo nivel educativo durante la edad escolar (4-5); fracaso en las relaciones románticas en la edad adulta, muchas parejas, enfermedades de transmisión sexual frecuentes, problemas matrimoniales, divorcios); cambios frecuentes de trabajo, desempleo, bajos ingresos (4-5); Se ha demostrado en diversos estudios que los niños se enfrentan con frecuencia a acontecimientos vitales problemáticos, como dificultades en la vida social y en el cumplimiento de las normas y, como resultado, frecuentes problemas delictivos, multas de tráfico, conductas de riesgo, consumo de alcohol y sustancias (3). p>
El TDAH sólo se ve en la infancia y la adolescencia. Es un trastorno que afecta a millones de personas en todo el mundo, continúa no sólo en la infancia sino también en la edad adulta, tiene una fuerte base neurobiológica y puede presentarse con diferentes apariencias en Práctica clinica. Los síntomas del TDAH cambian con el desarrollo y su frecuencia disminuye con la edad. Se observa que los síntomas del TDAH disminuyen con la edad en la sociedad. Cuando se considera esto, los adultos pueden experimentar un deterioro funcional significativo en comparación con sus pares, incluso si no cumplen con el número requerido de criterios de diagnóstico. El déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad, que son los principales síntomas del TDAH, cambian con el desarrollo, provocando importantes dificultades en las funciones ejecutivas y la regulación del estado de ánimo en los adultos. Los síntomas principales en los adultos incluyen problemas de atención, inhibición y autocontrol. Las tasas de tratamiento en adultos son mucho más bajas que en niños. La razón de esto es que los casos que han pasado de la adolescencia a la edad adulta joven no continúan el tratamiento, no son remitidos a psiquiatras de adultos y algunos de los casos no solicitan tratamiento. Aunque los estimulantes constituyen la base del tratamiento de este trastorno, también se están desarrollando tratamientos farmacológicos no estimulantes. El TDAH se puede encontrar junto con muchos trastornos psiquiátricos en adultos. El tratamiento de posibles enfermedades comórbidas es muy importante para el éxito del tratamiento del TDAH. Aunque se trata de un trastorno bien definido, la confusión diagnóstica que experimenta el médico aumenta con la adición de comorbilidades psiquiátricas y objeciones sociales y culturales. En estudios en los que se siguió a niños con TDAH hasta la edad adulta temprana, se demostró que los casos tenían un mayor riesgo de adicción a la nicotina, alcohol y sustancias, y trastornos del estado de ánimo y de ansiedad en comparación con el grupo de control. En la evaluación de los pacientes con TDAH es obligatorio un diagnóstico diferencial cuidadoso que tenga en cuenta factores psiquiátricos, sociales, cognitivos, educativos, médicos y neurológicos. Se deben definir claramente las expectativas realistas en el tratamiento y la intervención, los síntomas objetivo y se deben evaluar cuidadosamente los riesgos y beneficios potenciales para los pacientes. Cuando se diagnostica correctamente, el tratamiento de los casos de TDAH en adultos da resultados positivos como en los niños. Además de los tratamientos farmacológicos, en el tratamiento también deben aplicarse enfoques psicosociales. Además, cuando las personas diagnosticadas con TDAH no reciben tratamientos adecuados, con mayor frecuencia encuentran dificultades en la escuela, el trabajo y la vida profesional, toman malas decisiones, participan en actividades de alto riesgo, conducen peligrosamente y problemas legales de por vida. Los estudios han demostrado que las afirmaciones frecuentes sobre sobrediagnóstico y tratamiento innecesario no reflejan la realidad.
El TDAH es uno de los problemas importantes tanto de la sociedad como de los servicios sanitarios por sus diferentes efectos negativos en las relaciones interpersonales, la vida escolar y profesional. El trastorno afecta a una amplia gama de personas, incluidos no sólo los pacientes sino también su entorno, sus familias y sus padres. Por esta razón, es muy importante que las personas con TDAH sean reconocidas, diagnosticadas y puedan acceder a enfoques holísticos apropiados de tratamiento en la edad adulta, así como en la infancia, en términos de salud tanto individual como pública.
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