Todos podemos sentirnos ansiosos antes de una entrevista difícil o durante decisiones importantes que debemos tomar para nuestro futuro. Esta ansiedad es funcional y natural. Con la ansiedad aumentamos el tiempo y la atención que dedicamos a la resolución de problemas. Al menos tenemos una situación que realmente nos provoca ansiedad, un nivel aceptable de ansiedad en comparación con ella y una vida diaria que funciona de manera saludable.
En el trastorno de ansiedad general, la ansiedad se vuelve grave, inusual y constante. Parece que nos imponemos esta tensión y malestar a nosotros mismos. O no existe ninguna situación que pueda causar ansiedad, o esa situación no tiene el potencial de provocar una ansiedad de esta gravedad. Por tanto, la ansiedad comienza a permear y extenderse a todos los aspectos de nuestra situación económica, salud, cuestiones familiares, vida profesional y privada. La persona piensa que esta ansiedad, que trastorna su vida, es imparable y que se protege. Incluso cuando no puede decir qué es lo que le preocupa... A pesar de esto, también admite que lo que siente es una reacción exagerada, pero aún así no puede evitarlo. A la persona ansiosa le espera lo peor en el futuro.
En el trastorno de ansiedad infantil, ni siquiera son conscientes de que la ansiedad que sienten ante las situaciones que encuentran es irreal. Nosotros, como adultos, deberíamos decirles cuánto debemos preocuparnos por cada situación. Una forma de pensar en el futuro en forma de “¿Y si esto o aquello?”, un perfeccionismo que se critica constantemente a uno mismo y la necesidad de ser aceptado por familiares y amigos son las principales causas de los trastornos de ansiedad en los niños. /p>
El trastorno de ansiedad general, al igual que otros trastornos mentales, se presenta con síntomas diferentes en cada persona, pero sigue siendo un trastorno común. Hay un marco común. Una persona ansiosa;
- Un estado de ansiedad severo y continuo
- Un enfoque poco realista de los problemas que encuentra
- Inquietud, tensión, tensión p>
- Incapacidad para tolerar lo desconocido
- Incapacidad para concentrarse
- Incapacidad para conciliar el sueño o despertarse
- Agotamiento
- Ira
- Dolores musculares y de estómago
- Palmas sudorosas
- Latidos cardíacos rápidos.
La mayoría de estos síntomas son depresión, trastorno de pánico, fobia social, trastorno obsesivo-compulsivo... Así como se puede observar en el trastorno compulsivo y los problemas de adicción, el trastorno de ansiedad general también provoca que se produzcan estos trastornos. Existe una distinción sutil entre el trastorno de ansiedad general y los ataques de pánico. La ansiedad que se siente en un ataque de pánico es grave y de corta duración. Hay una situación concreta hacia la que se dirige la ansiedad. En el trastorno de ansiedad general, aunque la ansiedad no es tan grave como en un ataque de pánico, se extiende durante un largo período de tiempo e infiltra casi todos los aspectos de la vida.
Se cree que los problemas en la comunicación neuronal entre las regiones del cerebro especializadas en el razonamiento y las emociones provocan ansiedad. La enfermedad por reflujo gastroesofágico, la tiroides, las enfermedades cardíacas y la menopausia también pueden ser motivo de preocupación, y este punto debe tenerse en cuenta durante el proceso de diagnóstico y se deben realizar las intervenciones necesarias. Los antecedentes familiares de ansiedad son un determinante importante. Este hallazgo también revela que el TID y otras enfermedades clínicas tienen bases genéticas. Los traumas experimentados en la niñez o la edad adulta, la muerte de un familiar, las enfermedades crónicas y la exposición prolongada a cambios y eventos estresantes afectan si experimentaremos trastornos de ansiedad en el futuro.
Dentro de GKB Los tratamientos farmacológicos utilizados se dividen en dos: a largo plazo y a corto plazo. Medicamentos como Xanax, Klonopin y Ativan, que se utilizan para reducir la ansiedad, se recomiendan a corto plazo porque existe riesgo de adicción. Los antidepresivos como Buspar, Celexa y Prozac muestran sus efectos durante un largo período de tiempo y no conllevan riesgo de adicción ni efectos secundarios graves. La Terapia Cognitivo Conductual es el método más eficaz que reduce los síntomas en poco tiempo, como ocurre en otros trastornos. Tras un proceso de formación en el que se explica al cliente la función de las preocupaciones, cuáles funcionarán y cuáles no, se estudia la propia historia de ansiedad del cliente. ¿Cuándo se siente ansioso, cuál es la gravedad, duración y función de esta ansiedad? Luego se le ayuda a considerar sus preocupaciones de manera realista. Con ejercicios de relajación y respiración se intenta cambiar el universo cognitivo creado para su ansiedad y, en consecuencia, moldear su comportamiento.
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