El cerebro es el órgano básico que no sólo controla todos los órganos del cuerpo, sino que también dirige las emociones, los pensamientos, la memoria y el aprendizaje. El desarrollo del cerebro comienza en el útero y aumenta o disminuye dependiendo de las experiencias vividas después del nacimiento. Al nacer, el cerebro de un bebé tiene 100 mil millones de células cerebrales (neuronas). Las neuronas están conectadas entre sí a través de pequeños espacios llamados “sinapsis” y forman grupos que realizan diversas funciones del cerebro. Al nacer, hay 2.500 sinapsis en cada neurona, pero cuando el niño tiene 2 o 3 años, este número aumenta a 15.000 sinapsis por cada neurona. Si las redes neuronales que aumentan exponencialmente no se utilizan lo suficiente, desaparecen. El número de conexiones entre las células cerebrales puede aumentar o disminuir dependiendo de las condiciones ambientales en las que se encuentre el bebé y de los estímulos que reciba del entorno. Estas conexiones formadas en los primeros meses de vida se fortalecen y se vuelven permanentes por las advertencias que recibe el bebé de sus padres y su entorno cercano. Los cerebros de los bebés abandonados no pueden completar su desarrollo en todas las regiones. Las sinapsis en el cerebro del niño se fortalecen con las experiencias repetidas y se forman conexiones a medida que el niño aprende. Si estas conexiones no se utilizan, desaparecen. Si las conexiones se utilizan repetidamente en la primera infancia, se vuelven más permanentes. (Shore, 1997; Siegel, 1999).
La estructura y desarrollo del cerebro depende de tres elementos: la genética, el entorno y la experiencia. La pirámide que ves al costado es la pirámide de aprendizaje. (Compartiré cada paso en detalle en mis otros artículos). Normalmente, el niño comienza a desarrollarse desde abajo y las habilidades que desarrolla lo llevan al nivel superior. Debido a acontecimientos como experiencia insuficiente, falta de estimulación y ambiente inadecuado, es posible que el niño no tenga las habilidades que debería tener según su edad. El retraso en las habilidades de tu hijo supone ser un individuo dependiente en su vida diaria, no poder seguir el ritmo de sus compañeros, falta de confianza en sí mismo, no poder desarrollar habilidades comunicativas, etc. medio. Como terapeutas ocupacionales, nos aseguramos de que el niño aprenda y que lo que aprenda sea permanente aumentando las conexiones en su cerebro con actividades significativas y con un propósito adecuado para el niño. De esta manera, el niño se convierte en un individuo independiente que actúa con determinación en su vida diaria y es feliz en el ambiente escolar.
El período preescolar son los años 'mágicos' de la vida Se consideran los años en los que el desarrollo físico y mental del niño es más rápido. Además, se sostiene que el periodo preescolar es el periodo más importante en el desarrollo emocional y social del niño y en la formación de su personalidad (Erkan, 1993; Oktay, 1999). Por eso es tan importante la intervención en la primera infancia. Se observa que la negligencia afecta negativamente el desarrollo del cerebro y si no se realizan las intervenciones necesarias, la inteligencia, las emociones y la personalidad de los niños se desarrollan de manera problemática.
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