Ikea ha sido el minorista de muebles más grande del mundo desde 2008. Pero hay una razón por la que es el más grande. Lo llamamos efecto ikea. Entonces, ¿cuál es el papel de este efecto, que lleva el nombre de una empresa de muebles, en nuestras relaciones?
Antes de nada, comencemos explicando el efecto ikea. Aunque se le llama efecto ikea, su primera aparición comienza en los años 50 cuando una empresa estadounidense pulverizaba y envasaba todo lo que se podía poner en una tarta. Este proceso es tan práctico y fácil que lo único que tienes que hacer es agregar agua a la mezcla que sale del paquete, mezclarla y meter al horno. Sin embargo, la empresa no puede alcanzar el nivel de ventas deseado. Luego, cuando se examinan los comentarios de los consumidores, se concluye que las mezclas simplifican mucho la elaboración del pastel, devaluando así el trabajo de la gente. Además, una de las empresas que produce mezclas para pasteles ya preparadas retira los huevos y la leche de la mezcla. Inmediatamente después, las ventas de esta marca superan a las demás. Cuando las personas miden y vierten la leche ellas mismas, rompen el huevo, sienten que han invertido mucho esfuerzo y que ese pastel es suyo. Lo llaman el "Efecto Ikea", inspirado en los productos de Ikea que se venden desmontados y que los consumidores tienen que montar, es decir, trabajar. Porque cuando las personas trabajan duro por algo, tienden a amarlo y valorarlo más, lo que demuestra que es más probable que los niños coman verduras como resultado de su esfuerzo y propiedad. Los niños a los que ya les gustan los alimentos vegetales comen más cuando participan en el proceso de cocción.
Otra situación provocada por el efecto Ikea es “¡Yo creé los mundos!” puede tener un sentimiento. A veces podemos ver situaciones similares en nuestras relaciones. ¿Continuamos nuestras relaciones que nos impactan negativamente con afirmaciones como “hice un hombre”, “le aspiré el pelo” o “di años para mejorar esta relación”?
Yo hice ¿Pensamos que un proyecto nuestro es más bonito que los demás y pensamos: “trabajé día y noche para este proyecto, este proyecto debería recibir un premio en todo”?
Por supuesto, es normal que completemos nuestro trabajo de la mejor manera y esperemos resultados. Sin embargo, debemos exagerar esta situación y evitar que alcance niveles que trastornen nuestras rutinas diarias.
Todo este esfuerzo es en realidad una motivación para la creatividad en la forma de descubrirnos a nosotros mismos, que está en todas las personas. ¿Qué podemos hacer para llevar este efecto a nuestros hogares y experimentar la alegría del trabajo y la producción? Tal vez complete un rompecabezas, tal vez podamos tejer una bufanda para alguien a quien amamos.
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