Estos días en los que el tiempo empieza a refrescar, debemos prestar atención a los cambios en nuestro metabolismo. Por naturaleza, nuestro cuerpo desarrolla un mecanismo de defensa almacenando grasa para protegernos del frío. Después nos preocupa haber ganado peso. Aunque nuestra tasa metabólica tiende a disminuir en climas fríos, nuestro deseo por alimentos con carbohidratos también aumenta. Por tanto, esta situación debe controlarse con tomas pequeñas y frecuentes. Todos los nutrientes que necesitamos deben tomarse de forma equilibrada y no deben saltarse comidas.
El factor más importante que mantiene vivo nuestro metabolismo es el consumo de agua. No está bien esperar hasta tener sed para beber agua. Se debe tener cuidado de consumir al menos 2 litros de agua al día. Es posible saber si consume suficiente agua por el color de la orina. Si el color de la orina es amarillo claro, cercano al blanco, el consumo de agua es suficiente; si es oscura, se debe aumentar la cantidad de agua. El consumo de té y café no reemplaza el agua, pero aumenta la necesidad de agua.
Cuanto más fuerte sea nuestro sistema inmunológico, más fuerte será nuestra resistencia a las enfermedades. Todos pensamos inmediatamente en la vitamina C y, por supuesto, en los cítricos... Lamentablemente, nos gusta exagerar el consumo de alimentos que creemos que son saludables. A la hora de consumir kilos de naranjas debemos tener en cuenta no sólo las vitaminas que consumimos, sino también el azúcar y por tanto las calorías que contienen. También debemos señalar que si queremos aumentar nuestro consumo de vitamina C, no olvidemos que el pimiento capia contiene 3 veces más vitamina C que las naranjas, consumiendo pimiento capia también ahorraremos calorías. Alimentos como el perejil, el limón, el kiwi y el brócoli contienen altas cantidades de vitamina C. Cantidades excesivas de vitamina C no se almacenan en el cuerpo y se excretan por la orina. Por lo tanto, se debe consumir con moderación y el consumo diario de fruta no debe exceder los 300-400 gramos.
La vitamina D también tiene una gran importancia y efecto sobre la inmunidad. Su deficiencia se ve ampliamente en nuestra sociedad. En caso de deficiencia, los suplementos deben tomarse bajo la supervisión de un médico o dietista.
Además de las frutas, las verduras también son buenas fuentes de vitaminas y antioxidantes. Es necesario aumentar la diversidad de colores en las hortalizas. como espinacas y puerros hojas desiguales; tubérculos como apio, remolacha, zanahoria; Llevar una dieta estacional y colorida como la col morada, la coliflor y el brócoli nos protegerá frente a enfermedades.
No nos perdamos el pescado, que es fuente de omega-3 y el más importante partidario de la inmunidad, desde nuestra mesa, podemos consumirlo a la plancha, al horno o al vapor dos veces por semana. Especialmente pescados como la anchoa, el salmón, la caballa y el atún son ricos en omega-3, y las fuentes vegetales son la linaza, la nuez y la verdolaga.
La palabra "probiótico" es muy común Ahora hemos oído hablar de ellas, también podemos llamarlas "bacterias amigables". Son criaturas que enriquecen nuestra flora intestinal y mantienen viva nuestra inmunidad. Si preguntas con qué alimentos podemos tomar probióticos, te sugiero que tengas en casa yogur y kéfir caseros. Aparte de esto, también puedes tomar apoyo probiótico como suplemento y mantener tu inmunidad fuerte.
No olvides hacer deporte. No dejes que las condiciones climáticas sean una excusa para reducir tu actividad física. La forma de mantenerse sano y vigoroso es hacer ejercicio con regularidad.
De acuerdo con estas sugerencias, nuestro metabolismo ya está preparado para el invierno. Días saludables.
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