Es una enfermedad de trastorno del pensamiento cuyo único o más destacado síntoma son los delirios (ver; Lo que te estás preguntando => delirio) y que afecta negativamente la vida del paciente y
sus familiares. Suele comenzar entre los 35 y 40 años. Existen varios subtipos de delirio (persecución, religioso,
celos, erotomaníaco, somático) según la temática. Algunas de ellas pueden tener consecuencias muy graves (como asesinato, lesiones, violencia física, suicidio). Una persona puede dañar a otros o a sí misma debido a la falsa creencia de que la están siguiendo o de que su cónyuge la está engañando.
Los pacientes generalmente no acuden a los psiquiatras con su propio consentimiento porque no piensen que están enfermos.
Incluso si lo creen, el principal motivo de ingreso a menudo no son los delirios, sino otras molestias psicológicas causadas por ellos. Suelen acudir al médico ante la insistencia de sus familiares, o son enviados por instituciones oficiales para evaluar su estado mental debido a hechos legales (como asesinato, lesiones, pelea) que ocurren debido a sus delirios.
Suelen presentar trastornos del pensamiento, al no presentar otros síntomas, la funcionalidad laboral y social
del paciente no puede verse afectada. Por este motivo, se puede retrasar el diagnóstico y el inicio del tratamiento.
El único tratamiento para esta enfermedad, de difícil respuesta al tratamiento, son los fármacos antipsicóticos. El desafío más importante es lograr que las personas que no creen que estén enfermas tomen estos medicamentos. Por este motivo, es especialmente importante en esta enfermedad que el paciente pueda encontrar un médico con el que pueda establecer una relación de confianza.
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