El estrés, la tristeza, la soledad o los problemas sociales empujan a la persona a buscar formas de estar satisfecha con la vida. El individuo puede encontrarse consumiendo alimentos excesivos y nocivos en su búsqueda de autosatisfacción. Sin embargo, comer emocionalmente no es un método muy eficaz para solucionar el problema. De hecho, la mayoría de las veces, después de comer, las personas pueden enojarse consigo mismas, preguntándose por qué comieron tanto o por qué comieron estos alimentos nocivos, y esto puede hacer que su estrés aumente. El hambre emocional no es una solución a los problemas, crea más problemas. En el resto de mi artículo, puedes comprobar si estás experimentando hambre emocional y, de ser así, puedes examinar las soluciones.
¿Cuáles son las causas del hambre emocional?
Existen Hay varios desencadenantes del hambre emocional.
Ser despedido del trabajo,
sentimiento de fracaso,
dificultades financieras,
problemas de salud ,
síndrome de burnout,
dolor en el amor,
conflictos de pareja,
mobbing, etc...
puede empujar a las personas al hambre emocional. Las personas pueden ver en la alimentación una solución para afrontar el estrés provocado por estos motivos. Sucumbe a sus antojos dulces y no puede continuar con éxito la dieta que empezó.
Por lo tanto, para comer sano o perder peso, primero se debe prevenir el comer emocional y recibir apoyo psicológico para afrontar el estrés.
>¿Cómo podemos distinguir entre el hambre emocional y el hambre física?
En el hambre emocional, la necesidad de comer ocurre de repente, mientras que el hambre física aparece gradualmente. El hambre emocional aparece repentinamente y crea la sensación de morir de hambre.
En el hambre emocional, anhelas solo un alimento. Esta comida suele ser grasosa o azucarada. Mientras que cuando tenemos hambre física tratamos de satisfacer las necesidades de nuestro cuerpo pensando en comer cualquier cosa, cuando tenemos hambre emocional queremos que la comida que comemos nos satisfaga. Un alimento aparece en tu mente y no anhelas nada más que eso.
El hambre emocional no se puede satisfacer. La cantidad que comes normalmente Incluso cuando consumes, es posible que no te sientas completamente lleno.
El hambre emocional provoca sentimientos de culpa. La fuente que nuestro cerebro cree que será la solución no sirve de nada: aunque pensamos que nos sentiremos bien cuando comemos, no somos diferentes de cómo éramos antes de comer. Por lo tanto, es posible que se enoje por el motivo por el que comió tanto o consumió estos alimentos nocivos. La “solución” que cree que será una cura sólo lo hace sentir peor.
El hambre emocional ocurre en la mente, no en el cuerpo. En el hambre física, su estómago le envía señales y comienza a doler, mientras que el hambre emocional comienza en la parte posterior de su cabeza, por encima de su cuello. Empiezas a pensar que tienes hambre, empiezas a soñar con buena comida.
¿Cuáles son los métodos para afrontar el hambre emocional?
Escuche a tu cuerpo, ¿realmente tienes hambre?
Tómate 10 minutos, si se te antoja una comida grasosa o chocolate, espera 10 minutos. Durante este período, tu deseo puede disminuir.
Si tu deseo aún no desaparece, come un poco. Evitar comer puede hacer que aumente el estrés, lo que a su vez puede hacer que coma más. Trate de reducir el tamaño de las porciones de los alimentos dañinos que le apetece.
Si ha aumentado de peso durante un período estresante, puede obtener apoyo de un dietista o nutricionista.
Para afrontar el estrés y el hambre emocional, pruebe con ejercicios de relajación como yoga, meditación o actividades que sean buenas para usted. p>
No dejes que los alimentos que comes y que no soportas arruinen tu motivación, intenta continuar donde lo dejaste al día siguiente. p>
Intenta eliminar tu fuente de estrés. Si no puedes afrontar esta situación por tu cuenta, puedes buscar el apoyo de un experto. Obtener asesoramiento psicológico puede ser bueno para usted.
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