Las relaciones en las que la intimidad emocional es más intensa en la vida adulta son las relaciones románticas. En este sentido, en estas relaciones se experimentan mayoritariamente tensiones emocionales y conflictos. Las palabras pronunciadas son muy diferentes de lo que se pretende decir, debido a las reacciones de nuestra mente ante la ruptura emocional vivida en los momentos más intensos de la discusión. Cuando se produce esta situación, la tensión se lleva a muchas dimensiones diferentes y provoca problemas de comunicación. Uno de los métodos más sencillos para evitar esta situación es aplicar la metáfora del semáforo.
Luz roja: indica que es necesario alejarse el uno del otro. Significa que debe calmarse y permanecer en silencio en diferentes salas cuando la dosis de discusión aumenta. Hasta que se active nuevamente tu modo adulto sano, mirar el acontecimiento desde fuera es la actitud más saludable en términos de comunicación. En esta etapa, necesitas relajarte y descubrir por qué te sientes incómodo, qué expectativas no se cumplen, cómo lo expresas y necesitas crear un espacio para volver a ti mismo. Ejercicios sensoriales y de concentración, trabajo de respiración son algunas de las técnicas que te ayudarán en esta etapa. Si estás listo para comunicarte nuevamente, puedes dar el primer paso, el amor, para restablecer la intimidad emocional. Lo importante aquí es no personalizar la situación de que la otra parte no está preparada para volver a comunicarse. Sólo porque te hayas calmado antes no significa que tenga razón. Simplemente significa que necesita un poco más de espacio. Con las expresiones de I, ambas partes están listas para retomar y superar la situación nuevamente. Es importante recordar que estáis en el mismo equipo en los momentos de discusión. Realmente no importa quién tiene razón y quién no. Cada punto en el que podamos empatizar con la otra parte y expresarnos emocionalmente es un paso que nos llevará a una solución y cercanía. Relaciones felices
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