¿Para qué comí?

''Comí todo el día porque estaba aburrido.''
''Perdí los nervios, así que me entregué al postre.''
''Me terminé un plato de galletas mientras esperaba tú.''
''Lección No puedo dejar de picar mientras trabajo.''
''No he comido nada desde la mañana, me senté al mediodía y no entiendo cómo Terminé 2 platos de raviolis.''
''Comí tanto que me odio a mí mismo.''
"Literalmente me tragué los pasteles sin masticar porque estaba enojado".
"Yo No tuve tiempo para comer en todo el día, podría comerme el mundo."
"Estoy lleno, pero déjame terminar este último bocado."
" '¡No comeré!', Digo, vuelvo a comer, soy muy débil de voluntad.''
''Tenía tanta prisa que no entendí nada de lo que comí.''

¿Te suena alguna de estas frases?
/> De vez en cuando todos comemos aunque no tengamos hambre, a veces nos entregamos a los alimentos más cercanos para sobrellevar emociones negativas y otras para saciar nuestra tiempo libre.Los alimentos que ingerimos aunque no tengamos hambre suelen ser alimentos ricos en hidratos de carbono, excesivamente energéticos, muy salados o muy azucarados. En otras palabras, no es nutritivo.

Después de comer, sentimos hinchazón y arrepentimiento extremo, no saciedad o satisfacción. Además, no podemos disfrutar del sabor de la comida porque comemos muy rápido y revolviendo.

Comer sin hambre física se llama "comer emocional". Su alimentación emocional puede ser provocada por sentimientos de tristeza, ansiedad, aburrimiento, ira o falta de sentido. Sin embargo, después de darse un atracón de esta manera, se siente un gran arrepentimiento y pesimismo. Ambos nos culpamos a nosotros mismos y nos sentimos fuera de control e inadecuados. El peso ganado de esta manera nos lleva a dietas estrictas poco realistas y entramos en un círculo vicioso; Las emociones negativas se refuerzan con el tiempo. "¡No puedo hacerlo! No puedo perder peso, de todos modos nunca he tenido éxito con ninguna dieta". Empezamos a formar frases como.

Para deshacernos de la alimentación emocional, primero debemos ser conscientes de esta situación. Para ello será útil seguirse a sí mismo en la vida diaria, la situación será diferente para cada individuo. Luego, junto con tu psicólogo, se determinan las situaciones y eventos que te desencadenan, así como la emoción dominante que te empuja a comer emocionalmente. ¿Qué desencadena tu alimentación emocional? Le ayudará a afrontar sus antojos.

Los hábitos y las emociones afectan nuestra conducta alimentaria. Los hábitos alimentarios provocados por las condiciones de vida actuales nos hacen engordar y tener emociones negativas sobre la comida. Mantener el hambre durante largos períodos de tiempo, comer sobre la marcha en lugar de en la mesa y comer con prisa también provocan aumento de peso. Cuando solicita perder o ganar peso, su dietista determina y sigue el plan de nutrición adecuado para usted. Desde el momento en que se consulta a un especialista comienza el proceso de 'cambio de hábitos', porque incluso si las personas que no pueden cambiar sus hábitos alimentarios alcanzan el objetivo deseado en el control de peso, su tasa de éxito en mantener el peso deseado es muy baja. Mientras tu dietista se encargará de tu nutrición, tu psicólogo estará contigo durante el proceso de 'reaprendizaje' que experimentarás mientras cambias tus hábitos.

 

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