Un tumor es un crecimiento anormal de tejido. Hay muchos tumores que se desarrollan dentro y alrededor de nuestra columna. Los tumores de columna se dividen en dos: primarios, es decir, que se originan en la columna, y secundarios, es decir, que se extienden a la columna desde otra fuente. La mayoría de los tumores espinales son secundarios. La fuente más común es el melanoma (cáncer de piel), el cáncer de mama, pulmón, próstata, riñón y tiroides.
Los tumores nuevamente se dividen en benignos (inocentes-no cancerosos) o malignos (cáncer). Los tumores benignos permanecen limitados al tejido en el que se formaron y generalmente no se diseminan a tejidos vecinos o distantes. Los tumores malignos, por otro lado, se diseminan y dañan los tejidos vecinos y los tejidos distantes.
Los tumores espinales pueden causar problemas e incluso parálisis al ejercer presión sobre la médula espinal o el nervio. El control urinario y de heces del paciente puede verse afectado. También pueden provocar fracturas patológicas al debilitar la estructura ósea en la que se encuentran. La fractura resultante altera la estabilidad de la columna, provocando dolor e incluso parálisis al ejercer presión sobre la médula espinal.
Aunque se pueden obtener algunos hallazgos con rayos X en el diagnóstico de tumores de columna, un estudio detallado El diagnóstico generalmente se realiza con tomografía computarizada (tomografía computarizada) y resonancia magnética (imagen por resonancia magnética). En pacientes que requieren diagnóstico de tejido, se puede tomar una biopsia con aguja bajo imágenes en condiciones de quirófano y un diagnóstico de tejido (examen patológico). ) se intentará.
El tratamiento de los tumores espinales es muy variable. El diagnóstico de tejido se decide en función del estado general del paciente y de hasta qué punto se ha extendido la enfermedad. El diagnóstico y tratamiento tempranos de los tumores de la columna vertebral son extremadamente importantes y son importantes para determinar el método de tratamiento que se aplicará y las posibilidades de recuperación.
En casos de dolor que no responde, el dolor se puede controlar con ablación de tumores por radiofrecuencia (tratamiento quemando el tumor). En el tratamiento de fracturas patológicas, en algunos pacientes se logra un control grave del dolor con aplicaciones de cifoplastia.
El tratamiento quirúrgico se aplica principalmente en tumores primarios. Al intentar extirpar el tumor se elimina la presión sobre la médula espinal y los nervios, intentando evitar la parálisis.
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