El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un problema neuropsiquiátrico. El TDAH afecta tanto a los niños como, si no se trata, también a los adultos. El TDAH es uno de los problemas psiquiátricos más importantes de la infancia, con aspectos que conciernen al propio niño, a la familia y a la sociedad. El TDAH afecta aproximadamente al 5-8% de los niños en edad escolar y aproximadamente al 4-5% de los adultos. Según datos clínicos, ocurre entre 3 y 4 veces más en niños que en niñas. Los síntomas suelen comenzar antes de los 7 años y deben tratarse cuando alcanzan un nivel que afecta la vida diaria del niño. Cuando se diagnostica precozmente, los resultados obtenidos del tratamiento deben ser satisfactorios, y el TDAH debe ser conocido por todos los profesionales y familias relacionadas con el niño, especialmente aquellos que trabajan en el ámbito de la salud y la educación.
Niños con déficit de atención El trastorno de hiperactividad se encuentra en las partes frontales del cerebro y en las estructuras cerebrales estrechamente relacionadas con esta parte, hay un flujo sanguíneo y un uso de azúcar menores de lo normal y, como resultado, una menor actividad. Esta parte del cerebro tiene funciones importantes como controlarse a uno mismo, concentrarse y mantener la atención, organizar los deseos según las circunstancias y planificar. Sin embargo, no se sabe exactamente por qué se produce esta diferencia estructural y funcional.
En nuestro país, quienes tienen información veraz sobre el TDAH son una minoría. Conceptos erróneos como "un niño activo es un niño inteligente", "tiene mucha energía, déjelo correr", "cuando crezca mejorará" también retrasan el reconocimiento del problema y la consulta con un especialista. El 50-70% de los niños con TDAH siguen presentando síntomas de este trastorno durante la adolescencia, y el 30-40% de estos niños padecen síntomas de TDAH en la edad adulta.
El rendimiento académico de estos niños disminuye con el tiempo y la escuela aumenta el ausentismo, pueden surgir problemas como repetición de cursos, sanciones disciplinarias. También se ha determinado que estos niños tienen problemas más frecuentes con la ley en los siguientes años y provocan más accidentes de tráfico.
En resumen, el TDAH no debe considerarse como una simple travesura o distracción temporal. En primer lugar, la familia debe determinar si su hijo tiene un problema de trastorno por déficit de atención. El niño debe aceptar su existencia y tener en cuenta esta situación a la hora de dirigir su conducta. Si los problemas de atención afectan negativamente la calidad de vida del niño y/o reducen su éxito académico, se debe buscar ayuda. El TDAH no es culpa del niño, es una condición clínica que se desarrolla fuera del control del niño. En este caso, no tratar al niño es en realidad una injusticia para él. Es inevitable que un niño que recibe un trato inmerecido tenga problemas de confianza en sí mismo a largo plazo.
Las características destacadas del TDAH son la falta de atención, la impulsividad y la hiperactividad. El déficit de atención significa que la capacidad de atención del niño es corta para su edad y que se distrae fácil y rápidamente, especialmente en áreas académicas como lectura, escritura y matemáticas. Cuando comienza la escuela, pierden el interés por aprender. No les gusta hacer los deberes y los hacen bajo la presión de sus padres o profesores. A menudo abandonan el escritorio con diversas excusas (como ir al baño, beber agua). Siempre quieren a alguien con ellos mientras estudian. Tienen dificultades para completar una tarea y pasan a otra sin completarla. Las características que a menudo acompañan a la falta de atención son distraerse fácilmente, no estar organizado, no poder seguir objetos, cometer errores simples y no poder terminar tareas.
La hiperactividad se puede definir brevemente como estar inquieto, no estar poder sentarse o no poder sentarse. La hiperactividad es un síntoma más evidente y notorio en niños en edad preescolar (3-6 años). A estos niños no les gusta sentarse, corren por la casa y no entienden las palabras, se detienen y no lo hacen. Cuando tienen que sentarse, sus manos y pies se mueven inquietos. Les encanta saltar, trepar alto y saltar. Cambian de forma mientras estudian o incluso miran televisión. Habla mucho y cuando dos personas hablan, a menudo le interrumpen. No pueden sentarse en la cabecera del escritorio, por lo que no les gusta estudiar en el escritorio.
Los métodos comúnmente utilizados en el tratamiento del TDAH son la medicación, la educación individual, la educación de los padres y los tratamientos conductuales individuales. La decisión de cuál de estos métodos de tratamiento utilizar se determina teniendo en cuenta las características individuales de la persona. Los estudios científicos realizados hasta la fecha han demostrado que la terapia con medicamentos es la forma de tratamiento más eficaz. quiere. Se obtienen mejores resultados añadiendo otras formas apropiadas de tratamiento al tratamiento farmacológico.
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