Síndrome del intestino irritable

El síndrome del intestino irritable (SII) es una afección en la que se alteran las deposiciones y se caracteriza por malestar o dolor abdominal inexplicable. Progresa con cambios en los hábitos de defecación como diarrea y estreñimiento que ocurren/aumentan en severidad durante períodos de alto estrés o tensión emocional. Aunque se desconocen las causas exactas, la alteración de la flora intestinal, la disminución de las funciones inmunitarias, la alergia o intolerancia alimentaria y las alteraciones de las deposiciones pueden causar el SII. Generalmente se manifiesta en forma de dolor abdominal o malestar en el abdomen, diarrea, estreñimiento e hinchazón. Dado que no existe una prueba específica que se utilice en el diagnóstico, el diagnóstico se realiza a través de los síntomas y este es un proceso muy difícil. Una vez realizado el diagnóstico, llega el proceso de tratamiento. Actualmente no existe un tratamiento definitivo para el SII. En estos pacientes se recomienda cambiar el estilo de vida y los hábitos alimentarios de forma prioritaria. En el tratamiento médico, la aplicación se realiza según los síntomas de la persona. Ahora veamos cómo debemos alimentarnos en el SII, las recomendaciones nutricionales generales deben determinarse según los síntomas del paciente. Por ejemplo, si la diarrea es baja en fibra, en el estreñimiento es alta en fibra, en los casos en que la diarrea y el estreñimiento se vean juntos se deben agregar 20 gramos de salvado diarios además de una dieta baja en fibra. Se debe garantizar una ingesta adecuada de líquidos y alimentar poco y con frecuencia. No se deben consumir alimentos que generen gases, bebidas carbonatadas, alcohol, bebidas que contengan cafeína ni especias amargas. Las verduras, frutas y leche crudas deben consumirse de forma controlada ya que aumentan los síntomas. Por supuesto, existen nuevos enfoques dietéticos para esta enfermedad, uno de los cuales es la dieta baja en FODMAP. Si hablo brevemente de esta dieta, puede prevenir la hinchazón, los gases y los dolores abdominales eligiendo alimentos que no se fermenten en los intestinos y puedan digerirse directamente. Aunque existen estudios positivos sobre esta dieta, se necesitan más estudios. Por último, el consumo de alimentos probióticos o la suplementación con probióticos también es importante para la protección de nuestra flora intestinal. Además, teniendo en cuenta el efecto de la vitamina D sobre el sistema inmunológico, la suplementación con vitamina D también es importante si existe un déficit.

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