¿Cómo proporcionamos control de la ira?

Aunque percibimos la ira como una emoción negativa, la ira; Es una emoción básica, normal e indispensable al igual que nuestras otras emociones. Contrariamente a la creencia generalizada de que la ira es perjudicial, no es el sentimiento de ira lo que es perjudicial, sino la forma en que se refleja. Nuestras emociones tienen un propósito y dan sentido a la vida. La ira es una señal de alerta, nos advierte de amenazas y nos permite protegernos. Todos sentimos ira en diferentes situaciones, en diferentes niveles, en diferentes formas. La ira es un estado emocional que se puede sentir en distintas intensidades, desde una ira leve hasta una ira y rabia intensas (Spielberger, 2003). La ira puede ser provocada por factores tanto externos como internos. Puede estar relacionado con una persona o un evento específico, o puede ser causado por problemas personales generales. Algunas personas pueden estar más enojadas que otras. Los recuerdos, los acontecimientos traumáticos o los acontecimientos que reviven el trauma también pueden activar sentimientos de ira (Bilgin 2000, Morgan 1999). Una de las razones por las que las personas experimentan ira puede ser genética o fisiológica. Hay evidencia de que los niños nacen con rasgos temperamentales, susceptibles e irritables y que estos signos han estado presentes desde edades muy tempranas (Kökdemir 2004). Uno de los factores que conducen a la ira puede ser sociocultural. La ira suele percibirse de forma negativa; A las personas se les enseña que expresar ansiedad, depresión y otras emociones es normal, mientras que expresar enojo no lo es. Por lo tanto, no se le enseña cómo lidiar con la ira ni cómo mostrarla de manera constructiva. Los estudios han demostrado que la vida familiar también influye. En consecuencia, se ha informado que las personas que se enojan fácilmente provienen de familias típicamente destructivas, caóticas y con una comunicación emocional deficiente (Boletín de Psicología Turca, 1999). Ocurre cuando nuestras expectativas no se cumplen, cuando estamos expuestos a la injusticia, cuando somos amenazados, cuando estamos bloqueados. Cuando no reprimimos la emoción de la ira y la expresamos, experimentamos una ira saludable.

En algunos casos, perdemos el control y empiezan a sonar las alarmas. Perder el control en casa, en la escuela, en el tráfico, en el trabajo; Podemos mostrar ira intensa, agresión y violencia hacia nuestra familia, hijos, amigos y seres queridos. Y esta situación puede dañar nuestras relaciones, reducir la tolerancia de las personas hacia nosotros y provocar que estemos solos, y reducir el placer y la calidad de vida. Nos lastimamos a nosotros mismos tanto como lastimamos a los demás. Aquí es donde surge la ira como nuestra emoción secundaria. Cuando consideramos la ira como la "parte visible e invisible del iceberg", la ira es la punta del iceberg, pero en realidad existen diversas emociones como la decepción, la ansiedad, la injusticia, la inutilidad, el disgusto, los celos, el miedo y la vergüenza. Cuando ignoramos, rechazamos, reprimimos e ignoramos estas emociones subyacentes, estas emociones se convierten en ira después de un tiempo para protegernos y enmascarar nuestras debilidades como un mecanismo de defensa.Nos da estimulación física; la respiración se vuelve más frecuente, los latidos del corazón se aceleran, la presión sanguínea aumenta, nuestras cejas se fruncen. Las investigaciones han demostrado que reprimir nuestra ira también puede provocar diversos trastornos psicológicos como ansiedad, depresión y trastorno de estrés. La ira que no se expresa regresa a uno mismo y puede alterar las relaciones interpersonales, además de causar problemas físicos y mentales como dolores de cabeza, trastornos estomacales, problemas respiratorios, problemas de la piel, trastornos del sistema nervioso, insomnio.

Expresar ira correctamente.Obtener la capacidad de actuar se llama "control de la ira". El objetivo principal en el control de la ira; Es la capacidad de expresar los propios sentimientos de una manera libre de agresión, no violenta y que no dañe a uno mismo ni a quienes lo rodean (Kökdemir, 2003). Hay varias formas de lidiar con nuestro enojo:

1-Expresar: Expresar nuestro enojo de una manera segura antes de que se convierta en agresión y agresividad es la forma más saludable de expresar el enojo. Para ello, sé consciente de lo que quieres y sientes, y sin dañar a los demás, haznos saber cuáles son nuestras necesidades y aprende cómo satisfacerlas.” Intenta descubrir qué te hace sentir.

3-Probar nuevos métodos de comunicación: el lenguaje Sen es acusatorio; Empatizo con el lenguaje. Un discurso acusatorio y acusatorio corta la comunicación desde el principio y bloquea todas las soluciones. (Boz, 2003). Por ejemplo; Lo estás haciendo mal/Creo que estas acciones incomodan mucho a la gente.

4-No reprimas tus emociones: si guardas tu ira en tu interior, trata de no pensar en ello y dirige tu atención a cosas diferentes, estás usando la supresión. Si bien esto a veces funciona, no es muy saludable elegir este camino todo el tiempo. Si la ira no se puede expresar correctamente, la ira regresará a la persona y causará diversos malestares.

Pruebe 5 formas de calmarse: los ejercicios de respiración, los ejercicios de relajación, el yoga y la meditación son métodos muy efectivos para calmarse.

6-Obtenga apoyo de un especialista: Obtenga apoyo de un especialista: Si a menudo se siente enojado, enojado, enojado en la vida diaria, si su respuesta de enojo ante los eventos es intensa y si la expresión del enojo es perjudicial para usted o su entorno, puede consultar a un psicólogo o psiquiatra.

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