El cáncer de vejiga es el cáncer más común del sistema urogenital. Aunque su incidencia varía según países y regiones geográficas, es la cuarta más común en hombres y la octava más común en mujeres. Es más común entre los años 60 y 70. Es 3-4 veces más común en hombres que en mujeres. Muchos factores de riesgo, como los factores sociales, ambientales, laborales y genéticos, y los hábitos nutricionales desempeñan un papel importante en el desarrollo del cáncer de vejiga. El factor de riesgo más importante es el consumo de cigarrillos y otros productos del tabaco. Las personas que trabajan en la industria química, el petróleo, la pintura, la industria del caucho, el aluminio y el hierro tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de vejiga debido a su exposición ocupacional a carcinógenos químicos. La carne ahumada, las dietas grasas y la obesidad también aumentan el riesgo de cáncer de vejiga. Además, la incidencia de cáncer de vejiga aumenta en presencia de antecedentes familiares, exposición a la radiación e infección crónica del tracto urinario.
El síntoma más típico de la enfermedad es la micción indolora y con coágulos de sangre. También se puede observar sensación de ardor al orinar, esfuerzo, dolor en la zona de los riñones, debilidad y pérdida de peso. En ocasiones, puede detectarse de forma incidental durante una ecografía realizada por otros motivos, sin dar ningún síntoma. En pacientes de alto riesgo, se puede realizar una segunda operación TUR-B para confirmar el diagnóstico. Se pueden administrar medicamentos como epirrubicina o mitomicina en la vejiga para reducir la recurrencia después de la operación. Como resultado de la patología se revela el tipo de tumor, la profundidad y el grado que alcanza en las capas de la vejiga. La necesidad y el tipo de tratamiento adicional varía según el tipo, grado y estadio del tumor. En tumores no músculo invasivos, si hay afectación de la lámina propia y/o carcinoma in situ, se considera suficiente el tratamiento con BCG (administración de vacuna antituberculosa en la vejiga) intravesical y las cistoscopias de control. En pacientes que son demasiado mayores para someterse a una cirugía o que tienen comorbilidades, la quimioterapia y la radioterapia también pueden ser una opción de tratamiento. El cáncer de vejiga es una enfermedad que tiene el potencial de reaparecer. Los pacientes con cáncer de vejiga deben ser seguidos de cerca por un urólogo en todas las etapas. El seguimiento generalmente se realiza con cistoscopia. También se pueden utilizar métodos de imágenes en determinados momentos.
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