¡Mi nutrición es puramente emocional!

Comer es una de las actividades más básicas del ser humano. Sin embargo, esta actividad básica tiene importancia psicológica y también una necesidad biológica. Cuando se examina psicológicamente la conducta alimentaria, podemos hablar de alimentación emocional en los casos en que no se refiere sólo a la nutrición. Las emociones negativas que nos cuesta afrontar, como el estrés, la tristeza, la soledad, pueden llevarnos a comernos nuestras 'emociones'.

En los primeros días de vida, el hambre es el "sufrimiento" más temprano, mientras que estar lleno es el "alivio" más temprano. La primera sensación de alivio en los bebés la crea el hambre. Se sienten aliviados de las molestias físicas gracias a la lactancia. Así, satisfacer el hambre está profundamente ligado a la sensación de estar bien y seguro. A medida que la vida avanza, este vínculo puede convertirse en un patrón de comportamiento que las personas utilizan para escapar de sus emociones negativas ante los problemas. Comer para afrontar una dificultad cuando estamos psicológicamente más débiles es comer emocional.

Las personas que evitan afrontar sus problemas y no buscan soluciones sólo se adormecen ante sus problemas comiendo. En primer lugar, se deben tomar medidas para resolver los problemas. El primer paso para combatir el hambre emocional es identificar la sensación de hambre.

Existe una diferencia entre el hambre física y el hambre emocional:

La alimentación emocional implica emociones como el estrés, la tristeza y la ira que te dan ganas de comer; Como resultado de consumir alimentos ricos en calorías después de comer, esto se convierte en sentimientos de arrepentimiento, culpa y fracaso.

¿Cómo puedo dejar de comer emocionalmente?

Reconoce los momentos en los que comes emocionalmente. Concéntrate en las emociones que sientes ante los momentos en los que quieres comer algo aunque no tengas hambre. Te ayudará a anotar tus sensaciones antes de comer algo.

Califica tu hambre entre 0 y 10 cuando sientas la necesidad de comer. Si tu nivel de hambre es bajo y quieres comer sólo porque estás aburrido o estresado, bebe primero un vaso de agua y trata de retrasar la comida durante 10 minutos.

Utiliza tus diferentes canales de afrontamiento ante problemas. Haz una lista de lo que puedes hacer como alternativa cuando quieras comer aunque no tengas hambre. Estas actividades deben ser actividades que te relajen (escuchar música, caminar, etc.).

Si No puedes hacer frente a las ganas de comer, elige opciones saludables en lugar de alimentos ricos en calorías. Puedes incluir en tu lista alimentos como verduras de hojas verdes, pescado y almendras, que se sabe que reducen el estrés.

Aumenta las actividades que disfrutas en tu vida. Tenga cuidado al hacer ejercicio. Le resultará más fácil afrontar sus emociones negativas.

 

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