Especialmente en situaciones de comunicación donde están activas emociones fuertes como la ira y el resentimiento, nuestras reacciones se basan en tres patrones de comportamiento principales.
El primero de ellos es dar reacciones "pasivas" ante la situación.
Cuando es así, nos cuesta expresar lo que la situación nos hace pensar y sentir;
Incluso cuando nuestras propias demandas, intereses y derechos están en juego, nos adaptamos, cedemos o evitamos las emociones desencadenadas al ignorar la situación.
A medida que aumenta el número y la frecuencia de situaciones a las que reaccionamos pasivamente, este comportamiento ahora puede caracterizarse como persistente.
Así, podemos enfrentarnos a consecuencias como trastornos de expresión, no poder decir que no, no poder trazar límites, baja autoestima y autoestima y sentimiento de culpa. adoptar una posición "agresiva" y reaccionar ante la situación con predominio de emociones e impulsos.
Como resultado, aunque hayamos expresado nuestros derechos, demandas o intereses, la interacción agresiva no es funcional como la interacción pasiva.
Porque, esta vez, el individuo que se concentra demasiado en sí mismo viola los derechos, deseos, sentimientos y pensamientos de la otra parte.
Tanto es así que, dependiendo del grado de ira, en una interacción agresiva también puede entrar en juego la violencia física o, sobre todo, psicológica.
De hecho, la emoción y el pensamiento no se pueden transferir de forma "funcional" con estas dos reacciones.
Lo que dijimos, ¡tres comportamientos principales!
Por lo tanto, un tercer constructo, que se encuentra justo entre la respuesta pasiva y agresiva que mencionamos anteriormente, es la "acertividad".
En pocas palabras, la asertividad (también llamada asertividad) es cuando uno expresa sus sentimientos, pensamientos, necesidades y derechos, mientras ignora a los demás mediante amenazas "agresivas"; Tampoco se trata de un papel "pasivo", tímido y sumiso, que permite a los demás ignorar sus derechos y necesidades.
En otras palabras, es transmitir lo que se quiere expresar de forma directa, segura, honesta y adecuada a la otra parte.
Esto no es posible en situaciones agresivas y pasivas. interacción. p>
Porque, como resultado de una agresión intensa, un tono de voz alto, una baja empatía y un enfoque egocéntrico sólo pueden resultar en una sanción.
Por otro lado, la persona arrogante y obediente o no ha sabido expresar el mensaje o ha adoptado actitudes evitativas hasta el punto de ser ignorada.
Por eso, para transmitir lo que queremos transmitir y generar comprensión y empatía, la mejor comunicación es con asertividad.
Obsérvate esta semana .
Simplemente descubre qué tipo de comportamiento haces con más frecuencia en tales situaciones, sin juzgarlos ni a ellos ni a sus comentarios.
La concientización es siempre el primer paso.
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