Problemas alimenticios

La comida no es sólo para sustentar la vida. Está muy relacionado con las emociones, las autorepresentaciones y las relaciones sociales.

En las primeras teorías psicoanalíticas la nutrición tiene un lugar importante en las relaciones tempranas con la madre. Según estas teorías, los bebés nacen con el instinto de chupar y, dado que la madre está a la vanguardia en el encuentro de los placeres orales, se desarrolla el apego hacia la madre (Bayhan y Artan, 2004). Si cada vez que el bebé llora se responde alimentándolo, el bebé puede aprender que la comida tiene una función reconfortante. Si bien el bebé tiene otras necesidades físicas, la alimentación puede alejarlo de su propio cuerpo, y esto puede impedirle comprender su hambre y saciedad (Orbach, 1998). Cuando los padres no reconocen las necesidades y deseos reales de sus hijos, pueden decidir cuándo tendrán hambre o estarán satisfechos. Los niños tratados y criados de esta manera no pueden aprender a distinguir sus propios estados internos. Además, los niños pueden aprender de sus padres a comer en exceso como una forma de afrontar la tensión y la ansiedad. El deterioro de las actitudes alimentarias se describe como una situación en la que los niños que no pueden distinguir sus propios estados internos y desarrollar confianza en sí mismos debido a su educación intentan ocultar su insuficiencia y debilidad. (Bruch, 1982, citado en Sart, 2008).

En los últimos años, con la aparición del concepto de 'comer emocional', se ha comenzado a aceptar la idea de que comer está relacionado con la expresión que el individuo hace de sí mismo. Conceptualmente, la alimentación emocional se define como el uso que hacen los individuos de la ingesta de alimentos como una forma de afrontar sus emociones. Este concepto, que antes se mencionaba dentro de los trastornos alimentarios, ahora se aborda como un tema aparte. La alimentación emocional se considera un apoyo psicológico que se utiliza para afrontar el afecto negativo. Si las personas se encuentran en un estado emocional intenso y tienen dificultades para comprender lo que significan estas emociones, pueden pensar que no pueden afrontar este estado emocional. Las personas que tienen dificultades para expresar sus emociones también pueden evitar la situación incómoda que experimentan distrayéndose con la comida (Serin y Şanlıer, 2018).

La alimentación debe considerarse como una dimensión fisiológica y psicológica y dividirse en Puede impedir que se comprenda completamente el problema. En este punto, en lugar de separarlo y categorizarlo como un diagnóstico y un título, recurrir a la psicoterapia existencial parece muy valioso en términos de abordar y dar sentido al problema de manera integral. En el enfoque existencial, comer está estrechamente asociado con la forma de estar del individuo en el mundo. En otras palabras, las dificultades que una persona experimenta con su estado de ser en el mundo serán de gran ayuda para comprender los problemas alimentarios. Cuando lo miramos desde esta perspectiva, las limitaciones a las que todos estamos sujetos en el mundo, como la muerte y la finitud, nuestras elecciones y responsabilidades en nuestras vidas, y las dificultades que el individuo experimenta en las relaciones con los demás, pueden ser controladas por el Capacidad del individuo para tomar o rechazar alimentos en su propio cuerpo. Este control sobre nuestro cuerpo, que es la forma más concreta de nuestra existencia en el mundo, trae consigo la percepción de control en todos los demás ámbitos. Comer/no comer puede representar muchas cosas en el mundo relacional. El amor anhelado, la paz definitiva inalcanzable, un amigo confiable... Cuando lo asociamos con nuestro estado de ser en el mundo, lo que queremos decir es que es la respuesta al estado de estar junto con otros en el mundo. El individuo satisface las expectativas que los demás tienen de él comiendo o no comiendo. Al mismo tiempo, comer/no comer puede realizarse como una acción para deshacerse de los sentimientos de fracaso y de culpa respecto de la propia percepción de uno mismo. El área descrita como alimentación emocional en realidad se conceptualiza en torno a estos temas. En este punto, la perspectiva existencial sostiene que, al contrario de estas distinciones, lo físico y lo psicológico no están separados entre sí. Las motivaciones psicológicas y las acciones corporales se superponen y se relacionan imperceptiblemente entre sí (Schneider y Fitzgeral-Pool, 2005).

Algunos clientes dicen que la comida les llama. De hecho, utilizan la comida para aliviar su ansiedad existencial. En los casos en que la comida se considera de manera similar como adoración y placer, las personas tienen dificultades para asumir la responsabilidad de las dificultades y problemas que experimentan. La comida, que se utiliza como medio de consuelo en momentos de estrés, reconforta al individuo sin esperar nada a cambio, a diferencia de lo que ocurre en las relaciones. Señal de vida Nuestra relación con la comida puede explicarse por muchas razones y significados diferentes, como afrontar sentimientos de carencia, soledad e impotencia, sentir control frente a las limitaciones inherentes a la vida, complacer a los demás y así alejarnos del miedo a ser solo.

Comer también está estrechamente asociado con el ciclo de sentimiento de culpa y autocastigo. El individuo puede utilizar la comida como medio para castigarse porque cree que se ha comportado de forma inapropiada. Estas personas pueden quedarse atrapadas en un ciclo de comer en exceso, sentirse culpable y comer más. Desde una perspectiva existencial, esta situación se considera como una forma de escapar de nuestra libertad de elección y responsabilidades (Schneider, 1990).

En el contexto de estas evaluaciones, es importante que la persona se pregunte qué papel tiene comer/no comer en su vida, cómo puede ser una fuente de placer, paz y satisfacción.

 

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