A veces es bueno organizarse, hacer un horario, tener las cosas claras, en algún momento intentamos prepararnos de antemano para lo incierto, dependiendo de las situaciones que nos pillan desprevenidos. Porque la incertidumbre nos perturba y nos inquieta. En este caso, hacemos el horario del día uno tras otro y obligamos a las personas que nos rodean a dormir durante estos horarios. Nuestra esposa, nuestra amante, nuestra madre, nuestro hijo, nuestra hermana, nuestros compañeros, etc. Su comodidad les perturba. Es como si no estuvieran claros, y si no lo revisas todo el tiempo, te perturbará la idea de que podrías posponer o no hacer algo. Piensas que no lo harán, no porque las personas que te rodean no lo hagan, sino porque no podrán hacerlo a la velocidad de tu programa, exactamente como tú quieres que sea. Esa situación de no hacer algo te roe, te inquieta más y luego intentas controlarlo aún más. Para ser claros, haces horarios uno tras otro: listas de tareas pendientes para el día, listas de compras semanales, cronogramas de pagos mensuales, programación de actividades divertidas, cronogramas de estudio, etc.
La necesidad de controlar la inquietud que llevas dentro y la necesidad de claridad para que tu inquietud interior desaparezca, para estar cómodo, te obliga en algún momento. El sentimiento de ira se intensifica constantemente cuando estos programas, deseos y necesidades no salen como uno desea. No querrás que ni siquiera los contratiempos menores alcancen tu objetivo deseado. Intentas constantemente controlarte a ti mismo y a tu entorno para aliviar el malestar dentro de ti. Controlar a las personas que te rodean las inquieta en cierto momento, les crea problemas, las aleja de ti y las cosas que quieres que hagan se ven interrumpidas. Porque esta situación provoca que se enojen, que los controlen constantemente y que no les crean como si fueran niños. Y esto se convierte en un ciclo repetitivo para ti. Un ciclo repetitivo de más programas, más orden, más control, más ira y más programas y más control. Tu propio ciclo, el ciclo de tu propio malestar interior...
Tanto es así que se trata de no poder ceder tu propio control más que los demás, de que si lo sueltas, algo no saldrá bien, lo principal es contenerse constantemente, de lo contrario tendrás miedo de perder algo. Se trata de perder tu yo, tu integridad que llevas años intentando fortalecer...
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