La práctica clínica de la terapia cognitivo-conductual (TCC) se basa en un conjunto bien desarrollado de teorías que se utilizan para guiar las acciones del terapeuta al formular planes de tratamiento. La TCC es un enfoque basado en dos principios centrales:
1. Nuestras capacidades para conocer (cogniciones) tienen un impacto en nuestras emociones y comportamientos.
2. La forma en que nos comportamos y actuamos puede influir poderosamente en nuestros patrones de pensamiento y emociones.
La opinión de que desarrollar una forma saludable de pensar puede reducir la tristeza o conducir a una mayor felicidad ha sido un tema común en muchas generaciones y culturas. Aaron T. Beck fue el primero en desarrollar teorías y métodos para utilizar intervenciones cognitivas y conductuales para los trastornos emocionales. Las primeras formulaciones de Beck se centraron en el papel del procesamiento desadaptativo de la información en la depresión y los trastornos de ansiedad. En una serie de artículos publicados a principios de la década de 1960, Beck describió la conceptualización científica del tipo de depresión en la que los síntomas se asocian con pensamientos negativos en tres dominios: uno mismo, el mundo y el futuro. Las teorías y métodos esbozados por Beck y muchos otros contribuyentes al modelo cognitivo-conductual se han extendido a una amplia variedad de afecciones, incluidas la depresión, los trastornos de ansiedad, los trastornos alimentarios, la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el dolor crónico, los trastornos de la personalidad y los trastornos por uso de sustancias. p>
¿Cómo funciona este modelo?
Al procesamiento cognitivo se le otorga un papel central porque las personas evalúan constantemente la importancia de los eventos que los rodean y el entorno en el que existen, y las cogniciones a menudo se asocian con emociones. reacciones. En la TCC, el terapeuta anima al paciente a desarrollar y aplicar procesos de pensamiento consciente adaptativo, como el pensamiento lógico y la resolución de problemas. También se esfuerza por ayudar a los pacientes a reconocer y cambiar el pensamiento patológico en dos niveles relativamente autónomos de procesamiento de la información (pensamientos y esquemas automáticos). Los pensamientos automáticos son pensamientos que vienen a nuestra mente rápidamente cuando estamos en medio de una situación o cuando recordamos eventos. S Emas son nuestras creencias fundamentales sobre nosotros mismos que son difíciles de cambiar y se forman en los primeros años de vida. Suelen durar toda la vida. Estos tienen un papel muy importante a la hora de ayudar a las personas a escanear, filtrar, codificar y asignar significado a la información procedente del entorno.
La TCC enseña a las personas a pensar en su forma de pensar. Es una terapia dirigida al problema planteado, muchas veces en un formato de corta duración, y se suele aplicar en sesiones de 40-45 minutos de duración. Se hace mucho hincapié en un enfoque centrado en los problemas porque prestar atención a los problemas actuales ayuda a estimular el desarrollo de planes de acción para contrarrestar síntomas como la desesperanza, la impotencia, la evitación y la procrastinación. Uno de los beneficios adicionales de centrarse en el funcionamiento actual es que contribuye positivamente a la relación terapéutica.
Muchas de las técnicas conductuales utilizadas en la TCC ayudan a las personas a:
Prevenir la recurrencia de la enfermedad. El objetivo es desarrollar habilidades de TCC. La TCC es una de las formas de psicoterapia más aplicadas para los trastornos psiquiátricos.
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