Llamamos estrés a la reacción del cuerpo ante las amenazas que ve en su entorno. Estas reacciones de la persona pueden ser físicas o psicológicas. En algunos casos, pueden ocurrir problemas con ambos. Una persona que está bajo estrés experimenta primero un estado de alarma en su interior. Nuestras pupilas comienzan a dilatarse. La presión arterial aumenta y los músculos comienzan a tensarse. Posteriormente, la persona pasa a la fase de resistencia. En esta etapa intentamos adaptarnos a la situación en la que nos encontramos. Finalmente, la persona comienza a avanzar hacia la etapa de agotamiento. Aquí, tras una situación inadaptable, la persona empieza a cansarse y el nivel de resistencia empieza a disminuir paulatinamente.
El estrés puede presentarse con muchos síntomas diferentes. Cuando observamos los síntomas físicos, pueden ocurrir condiciones como palpitaciones, dolor de cabeza, dificultad para respirar, temblores de manos, insomnio y fatiga. Por otro lado, en lo que respecta a nuestros síntomas emocionales, podemos tender a volvernos inquietos, tensos, ansiosos y a tener comportamientos enojados y agresivos en la vida diaria. Mientras todo esto sucede, en nuestra mente pueden ocurrir situaciones como olvidos, indecisión, estancamiento mental y centrarse en lo negativo. Cuando observamos las actitudes y comportamientos de una persona estresada, podemos ver que se convierte en un individuo agresivo, tenso, solitario, desinteresado en la vida, incapaz de disfrutar la vida y con dificultades para tomar decisiones.
Muchas situaciones físicas, psicológicas y sociales de la vida diaria pueden provocar estrés. Como ejemplos de causas del estrés se pueden citar el clima excesivamente caluroso y bochornoso, el colapso emocional después de experimentar una situación negativa y algunos problemas derivados de la vida empresarial. Además, las cuestiones económicas, la edad y el estilo de vida de una persona pueden provocar estrés. Esta situación no sólo es una experiencia estresante sino que también puede provocar muchas enfermedades. Una persona puede experimentar problemas como depresión, trastornos del sueño, adicción al alcohol y a otras sustancias inducida por el estrés y tabaquismo excesivo.
Podemos enumerar las cosas que se pueden hacer al afrontar el estrés bajo los títulos de pensamiento y comportamiento. Es muy importante con qué pensamientos maneja una persona la situación cuando experimenta estrés. Esta situación es un proceso natural y afecta todos los aspectos de la vida. Debes tener en cuenta que hay un problema que puede surgir en el futuro. En esta situación, a la persona le cuesta ver lo positivo. Cuando experimentas una situación negativa, la negatividad siempre comienza a aparecer en tu mente. Sin embargo, cuando abordamos esta situación concretamente en psicología y aplicamos el método de análisis de evidencia, la mayoría de las personas comienzan a ver que la situación que están viviendo no es así y obtienen una nueva perspectiva. Podemos decir ejercicio físico como otro método de afrontamiento. Los ejercicios regulares alivian la tensión del individuo y lo hacen sentir mejor. Tener un pasatiempo ayuda a reducir los niveles de estrés porque dirige nuestra atención a las cosas que amamos y nos dan placer. Una alimentación regular y saludable también es una práctica que ayuda a reducir los niveles de estrés. Además, los ejercicios de relajación progresiva y la meditación de respiración profunda, que se utilizan en psicoterapia y se pueden realizar a través de la psicoeducación, son intervenciones conductuales que contribuyen bien a reducir los niveles de estrés. En los casos en los que no sea posible afrontar el estrés, es muy importante obtener la opinión y el apoyo de expertos.
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