Después de los consejos dados para las actitudes defectuosas detectadas, el paciente a menudo se pone a la defensiva y dice: "Yo también lo sé, pero no puedo hacerlo". La reacción dada a la sugerencia "Deberías establecer límites en tus relaciones y poder decir "no" es: "Sé que yo también debería decir "no", pero no puedo decir "no" porque la otra persona se ofenderá". De hecho, el conocimiento teórico que no se aplica en la vida práctica no tiene importancia. Entonces, ¿es posible conocerlo y aplicarlo?
En nuestra sociedad, hay dos definiciones que se aceptan como alternativas entre sí: reglamentado y educado. A una persona que se ha educado a sí misma sin recibir la educación escolar necesaria se le llama "sarcástico". Una vez más, la persona que es un poco sarcástica y se describe como "sabia" es a la vez muy comprensiva y rica en intuición, aunque nunca haya ido a la escuela. En definitiva, si eres de los que dice “yo también lo sé, pero no puedo hacerlo”, puede que ante ti se presenten dos caminos.
O ser “sarcástico” e intentar encuentra soluciones con paciencia, dejando al tiempo tus problemas en este doloroso camino. Por así decirlo, a medida que envejeces, te vuelves más sabio (tienes experiencia), a los 20 años no puedes decir "no", después de los 65 años, ser comprendido por quienes te rodean con tu postura/mirada... sin tener decir "no". No se queje de sí mismo durante este largo período de "cocción".
O "edúquese" y aprenda del experto cómo los conocimientos teóricos pueden reflejarse en la aplicación práctica. Confíe en su terapeuta, sea persistente en su proceso terapéutico, intente cumplir con las tareas/técnicas asignadas que haya aprendido y, a medida que aumente su conciencia, aborde las cosas que evita. La terapia es un tipo de formación que se te da (comunicación, gestión del estrés, análisis del pensamiento, etc.) y requiere esfuerzo, como otros procesos "escolarizados" (formación profesional, vida en el conservatorio, etc.). No escatimes esfuerzos en “saber y hacer”.
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