Tratamientos para el dolor

El dolor es uno de los motivos más comunes para consultar a un médico. El dolor no es sólo un síntoma médico, sino también una experiencia que altera y a veces trastorna la calidad de vida al afectar la vida social y diaria de una persona. Por tanto, es indudable que tratar el dolor es una obligación ética. El dolor repentino, que actúa como alarma, nos informa del daño, es decir, de la enfermedad, contribuye al proceso de curación obligándonos a buscar ayuda médica, e incluso nos protege de posibles peligros a través de nuestras experiencias. Por otro lado, el dolor crónico, es decir, el dolor persistente a largo plazo, sea o no una lesión orgánica, reduce la calidad de vida al causar disfunción física y emocional, y perjudica la función al impedir la capacidad laboral. El dolor crónico, que no tiene función en el organismo, impide a la persona llevar una vida normal y su tratamiento supone un reto para el médico. Los esfuerzos de tratamiento especialmente desorganizados aumentan el uso de los hospitales y generan una carga socioeconómica.

En la clínica del dolor;

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