Los niños y el consumo

Es un hecho que hoy en día, donde el consumo y las compras se han convertido en pasiones, este tema también afecta a los niños. Los hábitos de consumo de la sociedad en la que viven hacen que sus hijos formen hábitos en esta dirección. Ser consumidor es un proceso que los niños aprenden mientras viven. Lo importante en este proceso no es que los niños se conviertan en individuos que consumen constante e innecesariamente, sino que se conviertan en individuos conscientes que saben qué y cuánto consumen y el daño que su consumo causa al medio ambiente. Es importante socializar a los niños como consumidores conscientes del medio ambiente.

Los hábitos de consumo de cada persona son diferentes. Por ejemplo, los cosméticos pueden ser un artículo de consumo esencial para uno de nosotros, pero no para el otro. Para los niños, las necesidades son generalmente las mismas. Juguetes, chocolates, dulces, ropa y materiales relacionados con el juego son los más demandados. Los niños son persistentes en sus deseos. Todavía no han aprendido a posponer sus deseos como los adultos. En este punto tan delicado, las familias tienen mucho trabajo por hacer. En primer lugar, no todas las solicitudes del niño deben atenderse de inmediato. Si se cumple, el niño puede volverse irritable si algo que quiere no se cumple en ese momento. Todo deseo insatisfecho puede provocar ira e infelicidad en el niño. Cuando llegue a la edad adulta, podrá experimentar problemas en sus relaciones. Un niño que no puede aprender a esperar también puede tener dificultades en su vida académica y en sus relaciones sociales. A estos niños les puede resultar complicado estudiar y esperar su turno mientras juegan. Aparte de esto, las fuentes de la felicidad no pueden ser internalizadas por el niño y debe consumir, comprar y comprar para ser feliz. Y esto se traslada al comportamiento adulto.

Las madres, consciente o inconscientemente, tienen un impacto significativo en los procesos de socialización de los niños como consumidores, e influyen en el comportamiento de sus hijos con sus conductas y las reacciones que dan a sus hijos. Se aprende a posponer los deseos. El apoyo familiar es absolutamente necesario para que los niños aprendan y apliquen esto. Para que la familia apoye al niño y le ayude a adquirir hábitos de consumo consciente, es importante que ellos mismos se conviertan en consumidores conscientes.

Antes de ir de compras, debes decirle a tu hijo exactamente qué puede comprar y cumplir con tu decisión. Esta es una buena oportunidad para dar el siguiente paso. Si no planeas comprarle algo que él quiere, es importante que se lo digas con anticipación y le expliques por qué no puedes. Decir “no necesitamos dinero” en lugar de “no tenemos dinero” permite establecer la lógica básica del consumo consciente en tu hijo. Si tu hijo tiene un deseo extra, decirle que necesita ahorrar dinero para ello será un buen ejemplo para que adquiera hábitos de consumo consciente. Aunque cada deseo material que se satisface hace felices a los niños por el momento, a la larga no son las cosas que se reciben, sino el establecimiento de relaciones sanas con sus familias las que aseguran la felicidad. Los niños que se sienten valorados e importantes dentro de la familia adoptan con mucha más facilidad hábitos de consumo consciente. Puede enseñarles a sus hijos sus experiencias en el uso del dinero, la compra de productos de calidad y las relaciones precio-calidad. Para que esta enseñanza sea efectiva será útil discutir con los niños las consecuencias (positivas o negativas) de las decisiones que toman, junto con los motivos.

El consumo consciente es el consumo en el que el consumidor es consciente de sus derechos, siente un sentido de responsabilidad hacia el medio ambiente y la sociedad, y evita el despilfarro y el despilfarro. Como adultos del futuro, nuestros niños son candidatos a convertirse en consumidores. Para criar niños que consuman conscientemente, es nuestra responsabilidad, tanto como individuos como sociedad, inculcar el consumo consciente en nuestros hijos durante el proceso de socialización.

 

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