Una mirada diferente a la “alimentación emocional”

Fue un día difícil, tal vez tuviste una discusión con tu amante, tal vez tu trabajo estaba muy ocupado, tal vez te sentiste más nervioso ese día sin motivo alguno. Estás estresado y enojado, estás intentando con todas tus fuerzas no tragar la 'comida prohibida'. Tenías previsto cenar un plato de pescado y verduras, pero tu plan está a punto de cambiar. Dejas las verduras que pensabas cocinar y las patatas fritas empiezan a bajar por tu garganta. Después de comer un poco, tu fuerza de voluntad intenta tomar el control y dices: 'Pararé después de comer unos pocos más', pero no puedes. Una vez terminadas las patatas fritas, el pastel que sobró de anoche empieza a parecer irresistible y unos segundos más tarde te encuentras metiéndole un tenedor también. Cuando finalmente logras deshacerte de toda esa comida, te invaden sentimientos de culpa y arrepentimiento.

Si el escenario anterior te suena familiar, no estás solo. Muchos de nosotros recurrimos a la comida para sentirnos mejor de vez en cuando. Si busca el concepto de "alimentación emocional" en Google, verá títulos como "detener la alimentación emocional" y "superar la alimentación emocional". Esto transmite el mensaje de que comer emocionalmente es algo malo y debe prevenirse.

Pero el psicólogo Dr. Pavel Somov piensa de otra manera sobre este tema, como explica en su libro "Mindful Emotional Eating". En su libro, el Dr. explica que el acto de comer puede ayudarnos a afrontar los problemas si se hace correctamente. Según Pavel Somov, el verdadero problema de la "comida emocional" no es el acto de comer, sino el hecho de que se hace "sin pensar". "Dado que comer emocionalmente es inevitable, aceptar que comemos para afrontar nuestros problemas y comer con El placer reducirá nuestro sentimiento de culpa", explica. Somov, porque en el escenario anterior no podemos disfrutar de lo que comemos y luego sentimos un intenso arrepentimiento.

El psicólogo Dr. Otras sugerencias de Pavel Somov son las siguientes:

Dr. Según Somov, la relación entre sentirse bien y comer puede remontarse a nuestra infancia. Por ejemplo, una madre amamanta a su bebé que llora para calmarlo. Además, comer tiene un efecto "relajante" porque al comer se estimula el sistema nervioso parasimpático, que se encarga de las actividades de "descanso y digestión".

Como demuestra una investigación, con un poco de atención y práctica, alimentación emocional consciente, alimentación impulsiva, Puede ser una de las soluciones para comer en exceso.

Recuerde, si pretendemos relajarnos y afrontar emociones difíciles, al menos podemos ser más compasivos con nosotros mismos.

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