Las actitudes de los padres tienen un lugar importante en la psicología infantil. A veces, a pesar de todas las buenas intenciones, esas guerras indeseables y esos momentos de crisis finalmente estallan. Intentar resolver la crisis, intentar hablar, intentar calmarse, etc. Los comportamientos a veces pueden acelerar esta situación negativa. Entonces, ¿cómo debemos acercarnos al niño en estos momentos de crisis? ¿Qué se puede hacer? Esto no tiene información sobre la pastilla porque cada niño es diferente y único. Cada situación es única. Los niños aprenden sus características físicas mirándose al espejo. Aprenden a reconocer sus emociones escuchando las emociones reflejadas en ellos. Reflejan lo que se ve tal como es. Cuando tenemos emociones fuertes, lo más importante es la presencia de alguien que nos escuche y comprenda. Un padre que guía a un niño que aún no conoce ni comprende sus emociones se convierte en un apoyo importante en su proceso de desarrollo. Para que aprenda a controlar su ira en el futuro, primero debemos hacerle sentir que entendemos sus sentimientos. Llegados a este punto, sería apropiado mencionar la filosofía del "cerebro integral del niño" de Daniel Siegel: Nuestra mente tiene dos lados. Un lado está relacionado con las emociones, el otro lado está relacionado con la lógica. Si estamos en una intensidad emocional y la otra persona viene a nosotros con algo lógico, lo rechazamos. El niño también. Mientras estaba en ese intenso estado emocional, dijo lo que fuera por lo que estaba enojado: “Sí, lo entiendo. Ahora mismo estás enojado por tal o cual motivo. "Cuando era pequeña, sentía lo mismo que tú cuando sucedía así". Especialmente si hablamos de niños de 0-3 años, es importante que le tranquilicemos en ese momento y le hagamos sentir que entendemos sus sentimientos estableciendo contacto físico, hablándole despacio, en un tono de voz tranquilo e intentando bajar el tono. su estado de ánimo actuando con calma.
Lo que no debe olvidarse es que nada de lo que se haga o diga durante una crisis será efectivo. Esto puede describirse como una ola que no se puede evitar. Una vez que haya pasado la marea y las aguas se hayan calmado un poco, se puede hablar del tema dependiendo de la edad y madurez emocional del niño. Se pueden nombrar las emociones que el niño está experimentando en ese momento (como ira, decepción, tristeza) y se puede ayudar al niño a reconocer sus emociones y darles sentido. ¿Qué se puede hacer en caso de situaciones similares que puedan surgir en el futuro? Las instrucciones se pueden revisar juntas.
Leer: 0