La endometriosis se puede definir como la monitorización de las estructuras de la glándula endometrial y del estroma (tejido de soporte) que recubre el útero (matriz) en otra región fuera del útero.
Se observa en aproximadamente el 10% de las mujeres en sus años reproductivos y en aproximadamente la mitad de aquellas con antecedentes de infertilidad.
A menudo es multifocal y afecta más comúnmente a las estructuras pélvicas (ovarios, trompas, espacio de Douglas detrás del útero, tabique rectovaginal y ligamentos uterinos). Con menos frecuencia, se afectan áreas distantes de la cavidad peritoneal o de los tejidos periumbilicales. En muy raras ocasiones, pueden verse afectados los ganglios linfáticos, los pulmones, el corazón, los músculos estriados y los huesos.
Se han propuesto cuatro hipótesis para explicar el desarrollo de la endometriosis.
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Regurgitación (reflujo) La teoría de la metástasis benigna sostiene que el tejido endometrial se aleja del útero a través de los vasos sanguíneos y el sistema linfático. Sostiene que se propaga a otras regiones,
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La La teoría metaplásica se basa en la pelvis embrionaria y los restos mesoteliales abdominales de los que se origina el endometrio, transformándose en endometrio para formar endometriosis.
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La teoría de las células madre extrauterinas propone que las células madre circulantes de la médula ósea se diferencian en tejido endometrial.
Los estudios sugieren que el tejido endometrial no sólo está en el lugar equivocado, sino que también es anormal. En particular, la actividad de la aromatasa en las células del estroma tiene un papel clave en la patogénesis de la endometriosis al provocar la producción local de estrógenos y facilitar el mantenimiento y la continuidad del tejido de la endometriosis ubicado en la región extraña. La respuesta ambiental inflamatoria que acompaña a la endometriosis también es un hallazgo importante. Cuando los focos de endometriosis están en los ovarios, aparecen como quistes llenos de sangre, la razón por la que se les llama quistes de chocolate es que a medida que la lesión se vuelve crónica, la sangre se vuelve marrón y toma una apariencia similar al chocolate.
Ubicado fuera del útero. Como resultado del sangrado periódico de la capa de endometrio, se pueden desarrollar afecciones como fibrosis generalizada, adherencias en las estructuras pélvicas y obstrucción en los túbulos.
Los hallazgos clínicos que se pueden observar en presencia de La endometriosis-endometrioma generalmente depende de la ubicación y extensión de las lesiones. Casi todos los casos presentan dismenorrea (menstruación dolorosa) y dolor pélvico debido a sangrado intrapélvico y adherencias periuterinas. Si hay afectación de la pared rectal, se puede experimentar dolor durante la defecación. La afectación del útero o de la serosa de la vejiga provoca relaciones sexuales dolorosas y las adherencias intensas alrededor de las trompas y los ovarios provocan infertilidad.
El primer paso en el diagnóstico es conocer las quejas de la paciente y realizar un examen físico. Si se considera la endometriosis como un diagnóstico preliminar basado en los hallazgos clínicos, la ecografía es el primer método de imagen que se elige, además del examen de laboratorio, para el diagnóstico. La ecografía puede realizarse por método transvaginal y/o suprapúbico según la idoneidad y el cumplimiento del paciente. En la ecografía, las lesiones se observan en los ovarios como quistes con paredes lisas, contenido denso y sin riego sanguíneo en el examen Doppler color. El diagnóstico de endometriosis extraovárica mediante ecografía es difícil y se pueden observar hallazgos secundarios como líquido en la pelvis, membranas-septos debido a adherencias o agrandamiento de las trompas. En los casos en los que la ecografía sea insuficiente para el diagnóstico, puede ser necesaria una resonancia magnética o incluso un examen directo laparoscópico.
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