Negligencia y abuso

"Soy una chica de la calle. Ten piedad de mí”.

Muchos de mis compañeros recordarán la letra de esta canción. Los niños abandonados y maltratados se ven privados de la sensación más básica de “sentirse seguros” en el mundo. Nunca saben dónde, con quién y cómo se sentirán seguros.

Si las heridas las abre su familia, que debería sentirse más segura con ella, el niño empieza a sentirse inútil y a culparse a sí mismo.

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Si es digno de ser amado o valioso, ¿será descuidado, abusado o acosado por su familia? Como tirarle la oreja al niño, abofetearlo, usar palabras insultantes, humillarlo en público. Cuando escucho a los padres, escucho sus opiniones de que la violencia se alivia y es normal y forma parte de la educación. Incluso añaden que sus propios padres actúan de la misma manera por su propio bien y que en realidad son buenos padres. Si regresas y revives ese día de tu propia infancia, podrás ver el momento en que te abofetearon, cuando escuchaste esas palabras, de alguna manera verías violencia en la familia y te verías mirando a un rincón con ojos temerosos. . Ahora, ¿le preguntarías a ese chico qué siente en este momento? ¿Qué está pasando en tu alma, qué tormentas se están desatando? ¿Y es consciente en este momento de que llevará consigo todas estas experiencias por el resto de su vida?

Los niños que han sido testigos o experimentados violencia se culpan a sí mismos primero para no destruir su fuente más básica de confianza. .

Si yo fuera un niño, si hubiera escuchado a mis mayores, si no hubiera objetado, si no hubiera dicho esas palabras, esto no nos habría pasado”.

El niño no sabe que algunos padres aún no son maduros, ponen sus propias heridas, sus propias cargas en la espalda del niño y proyectan en el niño los problemas que no pueden manejar.

El niño no sabe que es mejor ser amado. No es necesario que se comporte mejor, que sea más obediente, que tenga más éxito. Sólo su presencia en el mundo basta para ser amado. Por tanto, si hay experiencias traumáticas en la familia, el niño primero renuncia a quererse a sí mismo y se devalúa primero.

El niño se olvida de sentir lástima de sí mismo, continúa con lo que sabe y ve, y vuelve a incorporar en su vida a personas que no se compadecen de él. Ella cree que ser abusada es su destino.

Así que la canción continúa:

“Soy una chica de la calle

No seas amable conmigo”.

Psicóloga clínica Çağla Aras

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