Cada día entramos en un proceso diferente. Nuestro nuevo proceso es la "Nueva Normalidad", es decir, la normalización.
Intentamos cambiar algunos de nuestros hábitos e incluso agregar nuevos hábitos para superar el proceso de pandemia que estamos viviendo como sociedad.
Ahora, Haremos un cambio nuevamente y regresaremos a nuestro proceso anterior, pero no completamente.
Aquí es donde la gente puede confundirse. Psicológicamente, el ser humano está dispuesto a acostumbrarse. Esta es su estructura. Cuando el organismo se libera de los efectos de una estimulación excesiva e inadecuada, se adapta al entorno en el que se encuentra. Es decir, fisiológicamente, los órganos sensoriales se adaptan al entorno y dejan de responder. Este proceso se llama adaptación sensorial. Cuando los órganos sensoriales están constantemente expuestos a un estímulo que mantiene el mismo nivel de intensidad, este estímulo pierde gradualmente su efecto inicial y la respuesta a este estímulo gradualmente se debilita o desaparece, se llama HABITIZACIÓN
Por lo tanto, una persona se acostumbra a Es sensorial y esta habituación conduce a la desensibilización. Si hay quienes han leído sobre el virus Corona y ya se han dado cuenta de que este virus existe pero aparece en una nueva forma, todos contraerán el virus, pero cuanto más tarde nos contagiemos hasta que se resuelva su estructura, mejor. Por esta razón, mientras la Nueva Normalidad se va normalizando, especialmente las personas mayores de 65 años y aquellas con enfermedades crónicas deben tener precaución. Los niños todavía no están prohibidos, pero se les permite salir. Deben tener cuidado y convertir el proceso de desinfección durante el proceso de corona en un hábito. El proceso requiere normalización y regreso a nuestras antiguas vidas. Sí, nos normalizaremos, pero sin olvidar que un virus puede entrar en nuestras vidas. Deberíamos percibir este pensamiento no a nivel de obsesión y ansiedad, sino como un paso que hemos dado antes en nuestras vidas, como cambiar de trabajo o la idea de ir a otra ciudad, y gestionar el proceso de adaptación en consecuencia, y mantener la ansiedad en un punto en el que estemos psicológicamente sanos. No hay que olvidar que la ansiedad de la madre y del padre se transmite al niño, el niño crece hasta convertirse en una ansiedad que no puede explicar ni transmitir, y aparece como un problema. Por tanto, mínima ansiedad, máxima precaución y atención a la salud psicológica.
Días saludables
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